jueves, 27 de noviembre de 2008

De 'El Equipo-A' a la videocrítica de 'Outlander'

Recibí la semana pasada varios comentarios que reivindicaban las típicas películas de James Bond, en las que siempre ocurre lo mismo. Al ser humano le fascina regresar al territorio conocido. Si vamos a un concierto de los Rollings queremos escuchar Satisfaction. Y en Navidad sería como si nos faltara algo si la abuela no nos recuerda que van a ser las últimas que va a estar con nosotros.

Por eso no se exprimen mucho el cerebro los guionistas de algunas series. ¿Para qué esforzarse por inventar cosas nuevas si el público pide lo mismo una y otra vez? Aspective publicó en su divertido blog una impagable entrada que cuenta como es un episodio architípico de House. Recomendadísimo para los apasionados de la serie como yo, que me reí a carcajadas.

Repetitivos eran, por ejemplo, aquellos entrañables episodios del Equipo-A, serie patrocinada por la Asociación Nacional del Rifle, para reivindicar el derecho de los ciudadanos a formar un comando paramilitar y tomarse la justicia por su mano. 300 episodios y todos igualitos.

1. La perorata inicial: "En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos... El Equipo A." Tan-ta-taaaaaaaaaan...

2. Un granjero superpaleto de Wisconsin sufre un asalto de un grupo de mafiosetes que le piden un porcentaje de los beneficios y amenazan con volver otro día. El granjero no puede pagarles, así que busca en las páginas amarillas al Equipo-A para contratar a los protagonistas. Curiosamente, cualquiera podía encontrarles en un santiamén menos el coronel ése de la policía militar que llevaba años buscándoles y nunca da con ellos.

3. Fénix siempre se enrollaba con la enfermera mona del hospital psiquiátrico, mientras sus compañeros liberaban a Murdock. M.A. siempre decía que no viajaría en avión, pero sin embargo, después de quejarse siempre se bebía un zumito que le pasaban sus compañeros. Era incomprensible por qué nunca escarmentaba. Jamás se dio cuenta de que le ponían drogas en la bebida para dormirle y llevarle en avión. Para mí era todavía más misterioso el hecho de que cuando se despertara no les partiera la cara.

4. Los mafiosos vuelven a las tierras del granjero para quemarlas pero se encuentran con los tipos del Equipo-A que les corren a gorrazos. Los mafiosos iban tambaleándose a contárselo a su jefe, que blasfemaba en arameo y prometía que se vengaría. Fénix mientras tanto se liaba con la atractiva hija del granjero.  


Ana Obregón con Hannibal.

5. El jefe de los mafiosos ha reclutado a los malos más malísimos de la zona, que le ayudan a capturar a los protagonistas. En lugar de colgarlos de un pino, para que no den la lata, les encierra en un cobertizo, lleno de vigas, tubos, un soldador, una sierra mecánica y un viejo tractor. Haníbal siempre decía 'Las cosas están tan mal que sólo pueden mejorar'. Entonces los chicos se ponen manos a la obra a hacer bricolaje, y con todo el material convierten el tractor en un tanque acorazado, con el que escapan y vencen a los malos.

6. El coche de los malos siempre daba una vuelta de campana o explotaba, pero antes los ocupantes del vehículo habían conseguido saltar para no morir. Y es que la norma sagrada es que en El Equipo-A (tan-tataaaaaaam...) no moría nadie a pesar de que había ráfagas a mansalva de ametralladoras, granadas y tanques e incluso napalm.

7. Al final, Hanibal siempre le decía al granjero que no quería cobrarle el 'trabajito', que lo hacían en el fondo por amor al arte. Y siempre pronunciaba la frase 'Me encanta que los planes salgan bien'.


Tampoco se han esforzado muchísimo los guionistas de la película que comento en la videocrítica de esta semana. Me he ido a rodarla a un lugar muy particular.

Videocrítica de 'Outlander':

martes, 25 de noviembre de 2008

Viggo me tiene fascinado

Donde digo 'Viggo' digo 'Diego' (Alatriste). O sea, que me refiero al actor que hizo de Diego Alatriste. Me encanta hablar de Viggo Mortensen por muchas razones. Tuve el honor de que me concediera una entrevista a raíz de su trabajo en Appaloosa, un western dirigido por el ilustre Ed Harris. Descubrí a Viggo como granjero amish en Único testigo y guardo un grato recuerdo de muchos papeles suyos (Extraño vínculo de sangre, Marea roja, Atrapado por su pasado, El señor de los anillos, Promesas del Este), lo que compensa sobradamente que haya salido también en algún que otro bodrio (La teniente O'Neil, La pistola de mi hermano, Alatriste). Pero lo que realmente me tiene fascinado es que sea un artista polifacético capaz de escribir poesía, pintar, publicar libros de fotografía artística y componer música de jazz. Si hasta tiene discos donde lee fragmentos de sus poesías y compuso un tema para la banda sonora de El señor de los anillos. Qué joyita de tío.

Semejante talento renacentista no es ni mucho menos un tipo altivo que te mire por encima del hombro. Le encanta pasear y recorrer ciudades pasando más o menos desapercibido, como hacía Aragorn cuando adoptaba la identidad de Trancos. Cuando preparaba Alatriste se le podía ver paseando por Madrid, y también cuentan que se le vio en alguna ocasión por León. Llevaba bigote, lo que le daba una imagen muy diferente a la que llevaba en la trilogía de Peter Jackson y al parecer era poca gente la que le conocía. Desde luego, no organizaban grandes alborotos centenares de fans enloquecidas, como si hubiera sido Brad Pitt o el dichoso Duque de Sin tetas no hay paraíso.

Me recibe en un céntrico hotel madrileño; me llama la atención el olor del mate que lleva en un termo. Aunque nació en Nueva York, pasó gran parte de su infancia en Argentina, por lo que parece más argentino que otra cosa. No sólo por el mate, también porque habla español con acento argentino y porque nos regaló a todos los periodistas un banderín del club de fútbol San Lorenzo de Almagro, del cual es ferviente seguidor. De hecho, aparece por el campo muchas veces para ver el partido.

Antes de someterle al interrogatorio de rigor me dijo que había llegado la tarde anterior a Madrid y antes de ir al hotel se había metido en el cine, a ver Sólo quiero caminar, de su amiguete Agustín Díaz Yanes, el de Alatriste. ¿Imagináis la cara de los espectadores que esperaban a que empezara la película y vieron entrar a Aragorn en la sala?

De hecho, quería contar una anecdotilla. Tengo varias, pero la que más gracia me hace ocurrió en pleno rodaje de Alatriste. Viggo se empeña en ir a los toros, porque era la temporada de San Isidro, en Las Ventas. Compra entradas para él, el director y parte del equipo, pero cuando llega al set le dicen que le habían comentado muchas veces que ese día tenían que rodar algo importante, y que no se podían escapar a la corrida.

Decide irse a la puerta de la plaza y regalar las entradas entre los aficionados que pasaban por allí. Me imagino la sorpresa de los viandantes cuando Aragorn se acercaba a ellos para invitarles a los toros. Alguno pensaría que si se lo contaba después a su mujer, ésta iba a creer que estaba demasiado borracho.

COMING SOON, UNA NUEVA Y ABSOLUTAMENTE PRESCINDIBLE VIDEOCRÍTICA. DESCUBRAN EL HORRIBLE TRUÑO QUE ME HA TOCADO COMENTAR ESTA SEMANA PORQUE SE HA EMPEÑADO MI JEFE Y CÓMO HE INTENTADO SALIR DEL PASO MÁS O MENOS AIROSO. Y DESCUBRAN TAMBIÉN EL PECULIAR LUGAR LLENO DE GENTE CURIOSA DONDE ME HE IDO A RODAR. SERÁ EL JUEVES, EN ESTE MISMO BLOG A LA MISMA HORA.

sábado, 22 de noviembre de 2008

007: Guionistas comodones

Ya lo dijo M (Judi Dench) dirigiéndose a Bond, James Bond (Pierce Brosnan): "Yo creo que es usted un fósil machista y misógino, una reliquia de la guerra fría".

Y tenía razón, aunque Daniel Craig ha cambiado un poquito el personaje de James Bond. ¡Que siempre eran iguales todas las películas! ¿No se daban cuenta los apasionados de la saga de que siempre les vendían el mismo perro con el mismo collar? ¡Que no escribían otro guión! ¡Usaban siempre el mismo!

1. La peli siempre empieza con James Bond montando un tiroteo y una persecución en algún punto lejano del planeta. Tras la presentación, con Bond disparando a la pantalla y la sangre que cae, siempre vienen los títulos de crédito con siluetas de mujeres despampanantes, que por lo visto eran la cumbre del erotismo en los años 60.

2. El jefe, que últimamente es jefa, le echa la bronca por haber matado a mucha gente. ¿Entonces por qué le dan licencia para matar? La jefa siempre dice que está bajo presión, que el ministro la va a destituir y tal, y que se modere 'un poquito'. A ver si esta vez podría matar un poco menos. "Por favor, mate a dos o tres personas como mucho, no sea burro". Aún así, se ve que le va la marcha a la jefa, porque le encarga una peligrosa misión. Es como meter a un elefante en una cristalería y pedirle por favor que no rompa nada.

3. Bond siempre se pasa a ver a Q, el de los inventos, que le entrega un coche dotado de los máximos adelantos. No sólo tiene airbag de serie, sino también un botón con el que vuela y se salta los atascos. Q siempre le pide por favor que lo trate con mucho cariño, porque le ha costado mucho construirlo. Pero Bond acaba destruyéndolo en una persecución.

4. Aparte de la chica Bond buena que suele ser un bellezón decorativo con poca personalidad, también suele haber una más interesante que forma parte del bando de los malos. En el primer encuentro con Bond se ponen a caldo y discuten, y en la siguiente escena están los dos en la cama montándoselo. La chica mala se enamora y al final muere para salvar a Bond y redimirse.

5. Bond siempre descubre que el malo tiene una base supersecreta tan grande que llamaría mucho la atención en el google earth.

6. Cuando va a investigar a esa base, a Bond le captura el malo, pero en vez de liquidarle para que deje de molestarle para siempre, le ata a una silla y le cuenta con detalle todos sus planes supersecretos para conquistar el mundo. Se enrolla tanto que a Bond le da tiempo a desatarse, escapar y pulsar un botón que paradójicamente destruye toda la base supersecreta. ¿Quién puso ese botón ahí? Probablemente el mismo que puso el botón del coche de Hamilton con el que se para todo.

La saga se estira como un chicle. Se estira tanto que es la franquicia con más entregas de la historia del cine. De hecho la que ahora se estrena es James Bond 22, pero si se titulara así, a ver quién es el guapo que entra a verla, por mucho que le guste la saga. Es que por muy buena que sea la película original, llega un momento en que tanta secuela cansa. ¿Quién se metería a ver Casablanca 22: Ilsa vuelve de la tumba?

Los títulos son siempre muy similares, estilo 'Sólo se muere mañana'. Al parecer esta vez los productores propusieron también un título así y el propio Daniel Craig les dio un toque y propuso lo de Quantum of Solace. Yo debo ser un poco idiota, porque no me he enterado de qué quiere decir el título. Ni siquiera después de ver la película. Imagino que quiere decir algo así como 'Un cuanto (una cantidad mínima o cuántica) de consuelo'. ¿Un poco de consuelo? Desconsolado estoy con ese tema.

Un saludo a todos de Lu, Juan Lu.

Resumen de los estrenos de la semana:

sábado, 15 de noviembre de 2008

La Cosa Nostra ésta del cine

La cosecha cinematográfica de este año no va a estar mal del todo al final. Cuando 2008 da sus últimos coletazos, están saliendo títulos que merecen la pena. Esta semana se estrena una oferta que no se puede rechazar, uno de mis films favoritos de los últimos meses, Gomorra, duro pero imprescindible documento sobre la Camorra napolitana. He aprendido a especificar que es sobre la Camorra gracias a mi amiguete Luchini, que lógicamente con ese apellido algo sabe del tema, aunque en realidad su profesíon no es eliminar problemas haciendo 'que parezca un accidente' sino que dirige un famoso suplemento de ocio de un periódico nacional.

Yo como soy un poco bruto, llevaba varias semanas comentando que había visto 'una película de mafiosos cojonuda'. Pero especifica Luchini algo que yo no tenía nada claro, que la Mafia es la de Sicilia (aunque también se llama Cosa Nostra), y que la de Nápoles se llama Camorra, y que luego encima existe otra cosa que se llama la Ndrangheta, que es la de Calabria, y que ésos son los más brutos de todos (¡cómo serán entonces!).

La Camorra ya ha anunciado que van a darle 'matarile' al autor de la novela en la que se basa Gomorra, un tal Roberto Saviano al que el banco no le dará una hipoteca a 35 años precisamente. Lo digo con gran pena, ya que parece un tipo muy valiente, pero es bastante conocido que si la Camorra, la Mafia o la Ndrangheta dice que se va a cargar a alguien, se lo cargan. Si le dieron pasaporte al juez Falcone al final, eso significa que si tienen que matar a 300 guardaespaldas para quitarse al tipo de en medio, pues matarán a esos 300 o volarán el pueblo entero o lo que haga falta. Anda que esos tipos se andan con chistecitos.

Pero es que ésta semana se estrenaba también la francesa Las horas del verano, y una peli visualmente vistosa que se llama El sueño de Alexandria. Últimamente, por gustarme, me ha gustado hasta una película española. Ya que doy tantos palos al cine patrio en este blog, justo es reconocer que este año se ha hecho una peli de lo más ameno que se titula Amateurs, de Chema de la Peña. Se trata de un drama minimalista vallecano con actores no profesionales sobre la relación entre una chica que busca a su padre y un anciano capataz, que hasta se anima a apuntarse a la San Silvestre con ella. No me la voy a comprar en DVD cuando salga, pero es bastante estimable y por mí se debería llevar todos los premios de este año infame de cine patrio.

Hasta el título me gusta, porque Amateurs es una especie de juego de palabras, que viene a decir que en eso del amor somos aficionados. Se estrena el próximo viernes, 21, junto con El Greco, coproducción entre España y Grecia, a cuyo director debería prohibírsele bajo mandato judicial volver a acercarse a menos de cien metros de un estudio de cine. Es griego, no español, pero los griegos deberían dedicarse a hacer yogures, o acrópolis, pero no a reinar, hacer declaraciones sobre los matrimonios gays, o hacer cine, porque en eso son tan malos como nosotros. Efectivamente, como habréis supuesto, incluyo también a Angelopoulos que a mí me parece un poco tostón.

Como este viernes 14 se estrenaron tantas pelis buenas, hemos hecho un vídeo resumen que se llama La semana en 1 minuto, aunque hemos fracasado un poco, porque dura 2 minutos y pico. Qué caos. Se puede ver aquí:

lunes, 10 de noviembre de 2008

Encuentro en el metro

Salí del vagón de metro más cerca del sueño que del estado de vigilia, pues aunque mi padre siempre me decía que al final me acostumbraría a madrugar, la realidad es que cada día me desacostumbro más. Atisbé con el rabillo del ojo la mirada de una ex novia traumática, bueno no, más bien la Ex Novia Traumática con mayúsculas, que se cruzaba conmigo, y hacía un gesto de alegría como si hiciera mucho tiempo que no le amargaba la vida a nadie, lo que explicaría que le hiciera tanta ilusión verme, porque sino no hay otra interpretación posible. Saludé con la mano muy educadamente, aunque la verdad es que al mismo tiempo aceleré el paso para huir, lo que acabó definitivamente con cualquier apariencia de 'educación'. Quedé como un grosero.

Desde entonces decidí cambiar de estación de metro, no fuera que me la volviera a encontrar. Caminaba un buen trecho hasta otra parada. Y al día siguiente al ir a abrir la puerta del vestíbulo de la nueva estación, apareció ella otra vez. De frente. Sin posibilidad de escape. Por cierto, qué buena película era Posibilidad de escape, de Schrader, pero a diferencia del protagonista, Willem Dafoe, yo no tenía opción ninguna de escapar.

-Eres una pesadilla -le dije asustado. Es que me acordaba de esos dibujos animados en los que el Pato Lucas sale huyendo del cazador malvado que le acosa por la izquierda de la pantalla. Corre hacia la derecha y resulta que el cazador también le está esperando allí.

-No, tú eres la pesadilla -disparó, y yo perdí las plumas y el pico, como el Pato Lucas. Existe la probabilidad de que lea ésto, claro, porque se puede encontrar en el google (esto es una historia real, aunque no lo parezca). Quizás no me había llegado a despertar y tuve un mal sueño. Pero creo que ocurrió y que ella lo leerá. Aunque no cuento nada que ella no se haya imaginado ya. Más que pesadilla es pesadísima, además, no quiero ni imaginar qué tipo de ritual satánico debió llevar a cabo para darme esa 'sorpresita'. Es que me la imagino danzando desnuda y echando sapos y culebras en un puchero que luego se pondría a remover con un cucharón gigante, mientras sonreía pensando la cara que pondría con su aparición súbita. Sí, sí, tú huye de mí en el metro, que vas a alucinar...

-¿Y a dónde vas tú a estas horas? -pregunté para disimular que intercambiábamos un par de frases de cortesía y nos despedíamos.
-Yo vivo en el centro -dijo, pero es que le gusta recordar que 'vive en el centro', que para ella es ostentación de lo lejos que ha llegado en la vida. Venga a cuento o no, ella te recuerda que vive en el centro, como si viviera en La Moraleja- y ahora vengo de mi casa en el centro, porque yo vivo en el centro y voy al cine.

Estuvimos hablando de cine, pero no se me ocurrió otra cosa que comentarle que había visto la película de Van Damme, que comenté en el vídeo de la entrada anterior. Curiosamente, JVCD no es igual que el resto de bodrios protagonizados por él, sino que es un experimento muy marciano, un poco divertido, que me sorprendió gratamente. Pero ella hizo un gesto de desprecio absoluto, y se asustó, y me miró como si yo fuera una especie de majadero. No le falta razón, porque ¿a qué clase de lunático podría gustarle una película de Jean-Claude Van Damme? Y se fue, porque como ya había obtenido una victoria moral y yo estaba lo suficientemente humillado, dejé de interesarle por esa vez.

Me he cubierto de gloria recomendando la película de Van Damme. Los cuatro 'friquis' que no piensan que he perdido la poca credibilidad que tenía como crítico, y a los que he despertado la curiosidad porque les gustan ese tipo de bizarradas, resulta que han intentado ir a verla y no la ponen en ningún cine. La han estrenado concretamente en Madrid en dos cines de la periferia. Me lo dijo uno que vio la videocrítica y lo comprobé. Me imagino al del cine poniéndole la misma cara de asco que me puso a mí la Innombrable al distribuidor que intentaba que proyectara la última de Jean-Claude Van Damme. Le mandó a la porra. Y con razón.

Y me fui a casa a consolarme escuchando a los Vetusta Morla, porque me he enganchado a ellos por culpa de mi hermano Javier. Cabrón, vas a pagarme la entrada del concierto. Yo me resistía, porque como están tan de moda no podían tener ningún tipo de calidad. Iba a escucharlos para poder decir que eran muy malos. Pero es que resulta que son jodidamente buenos. Que yo diga eso de un grupo español debe tener su mérito, porque nunca había pasado. Y sí, bueno, he sido el último en engancharme, pero no podía resistirme a hablar de ellos porque cuanto más escucho el disco, más me asombran. No suenan decimonónicos, suenan originales. No parecen españoles (es que tengo con el rock español un problema parecido al que tengo con el cine español). ¿De dónde habrán salido? Es cosa de brujería también, un Expediente X. Pongo el vídeo famoso porque aunque ya lo hayáis visto cien veces, es que es absolutamente genial. El que dirigió el vídeo es un monstruo. Igual alguien no sabe que se rodó sin posibilidad de repetir el plano secuencia. Tiene mucho mérito.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Videocrítica de JCVD (Van Damme llora)


Comentaba en mi entrada anterior el llanto del reverendo Jesse Jackson, y las lágrimas que producen los dramones de Isabel Coixet. Ahora quería hablar de algo tan sorprendente como impactante, resulta que también llora el mismísimo Jean-Claude Van Damme, el inexpresivo karateca de los subproductos de acción que triunfaban en aquellos videoclubs de barrio de los 90, convertidos ahora prácticamente en un recuerdo del pasado. Recuerdo mi consternación cuando la dueña del videoclub me explicó que las películas que me gustaban a mí apenas las veía nadie, y que las de Van Damme se alquilaban todos los días. Decidí nada menos que hacerme crítico de cine para ayudar a la gente a apreciar las buenas películas. ¡Qué bonitos los ideales de la adolescencia!

Luego desestimé tan estúpida idea. En realidad, quería hacerme ingeniero y ganar un buen sueldo, pero por circunstancias de la vida y de la selectividad he devenido en videocrítico de cine. Y ahora que soy videocrítico de cine, resulta que os voy a recomendar con absoluta sinceridad una película protagonizada por Van Damme, que se titula JVCD, o sea las iniciales de Jean-Claude Van Damme.


¿He recibido un porrazo en la cara como los de las películas de Van Damme y me he vuelto loco? ¿He tenido problemas con las drogas como él? No, es que es una película francobelga que no se parece en nada a las típicas de este inexpresivo armario ropero. Se trata de una fresca propuesta del desconocido director francés Mabrouk El Mechri, en la que Van Damme se interpreta a sí mismo, metido en muchos problemas, pues ha dejado las drogas, pero sólo le ofrecen proyectos de bajísima calidad y está a punto de perder la custodia de su hija porque el juez piensa que las películas que hace son demasiado violentas. Os doy más detalles sin reventarla en la videocrítica.

Me cuesta hacer más videocríticas, ya que cuando me pongo a hacer el guión me doy cuenta de que son ya bastante plomazo. Me han ayudado mucho unas palabras que recoge Eric Lax, autor del libro de moda 'Conversaciones con Woody Allen'. El ingenioso cineasta de Broadway –tan prolífico que escribe y dirige un largometraje al año, y mantiene un nivel medio altísimo– es según las palabras del escritor "una persona muy trabajadora, con una gran disciplina, capaz de sentarse en una habitación a escribir en las peores circunstancias". Lo que le dijo sobre esto Woody Allen a Lax es que cuando escribe el guión de una película piensa que "si a la gente no le gusta, ya les gustará la siguiente".

Videocrítica de JCVD:



miércoles, 5 de noviembre de 2008

Artículo lacrimógeno


Me ha impresionado en este día histórico la imagen de las lágrimas de Jesse Jackson –tras conocer la victoria de Obama en las elecciones estadounidenses–. No voy a cambiar el título de este blog, que seguirá siendo Artículos de coña, pero me gustaría hablar de lágrimas, por una vez. 

Os quiero hablar de una de mis cineastas favoritas, que no es especialista precisamente en comedia. Es más, no recuerdo ni siquiera momentos 'un poco divertidos' en los dramones que dirige. Se trata de Isabel Coixet, de quien todos esperamos que algún día se adentre en los terrenos de la comedia, como Greta Garbo, cuando hizo Ninotchka, que promocionaban con la frase 'La Garbo ríe'. Así que ya tendríamos eslogan para la comedia de esta directora: 'La Coixet ríe".

El caso es que en persona es divertida. No parece que tenga ese mundo interior tan dramático.

Coixet logró captar como nadie el momento en el que una persona se derrumba y ya no puede más y se echa a llorar. Fue en Cosas que nunca te dije, que para mí sigue siendo su mejor trabajo. Imposible que el espectador no se sienta muy identificado, porque Ann (Lili Taylor) ha sido abandonada por su novio, no tiene ganas de vivir, intenta suicidarse y como no lo consigue sigue viviendo, como por inercia, porque debe seguir avanzando, pero muy desanimada. Entonces llega a la tienda y descubre que se ha acabado el helado que le gusta y se echa a llorar. Y claro, la cosa resulta chocante, pues, ¿cómo es posible que alguien llore por algo tan nimio? Pero es que hay mucho trasfondo detrás.

Me quedo también con el personaje de Sarah Polley en Mi vida sin mí, una mujer casada con dos niños a la que le diagnostican un cáncer. Sólo le quedan dos meses de vida. Y aunque no le dice nada a los suyos, elabora una lista con lo que le queda por hacer, antes de morir:

1. Decir a mis hijas que las quiero varias veces al día.
2. Encontrar otra esposa para mi marido que les guste a las niñas.
3. Grabar mensajes de cumpleaños para las niñas hasta que cumplan los dieciocho.
4. Ir juntos a Whaleybay Beach y organizar un gran picnic.
5. Fumar y beber tanto como quiera.
6. Decir lo que pienso.
7. Hacer el amor con otros hombres para ver cómo es.
8. Lograr que alguien se enamore de mí.
9. Ir a ver a papá a la cárcel.
10.Ponerme uñas postizas y hacer algo con mi pelo.

El punto dos es conmovedor. Los otros no están mal, pero eso de buscarle otra madre a sus niñas, me dejó anonadado.

Creo que un buen cineasta es aquel que logra transmitir emociones. Tan complicado es provocar lágrimas, como provocar risas o terror (hablo de buenas películas que den miedo, que hay pocas). Quizás es una de las razones por las que me gusta pasar el tiempo encerrado en una sala oscura, pues para mí el DVD nunca será lo mismo. Como el cine no hay nada, aunque es una costumbre que se está perdiendo. La propia Coixet habló de la pérdida progresiva de espectadores en un libro que leí sobre ella, y he buscado la cita:

"Creo que la causa de la crisis del cine fundamentalmente es la pereza, que tiene que ver con la inmediatez, que ahora es un valor. Nosotros valorábamos el proceso de ir al cine, que es un acto en el que hay que salir, escoger, entrar. Ahora ha sido sustituido por cosas que producen satisfacción más inmediata: los videojuegos, los putos mensajitos, internet, el fútbol".


martes, 4 de noviembre de 2008

Pesadilla dos meses antes de Navidad


Han pasado ya quince años desde que nos quedamos boquiabiertos con Pesadilla antes de Navidad, la imaginativa cinta animada producida por Tim Burton. La trama no era tan irreal y disparatada como pensábamos, pues al parecer la realidad siempre supera la ficción. El sábado fui al supermercado y ya estaban puestas las luces navideñas. Qué gran depresión. ¡Pero si faltan dos meses! ¡La noche anterior había sido Halloween! En la película, el rey de la ciudad de Halloween ordena raptar a quien él llama Sandy Claws, para ponerse en su lugar. Pero en la vida real ha sido al contrario, Santa Claus le ha quitado el puesto a Halloween.

Al parecer, como estamos en crisis se notaba mucho el descenso de ventas, y los genios del marketing han dado con la solución. Si ponen luces navideñas y villancicos, los compradores nos volvemos imbéciles y entonces despilfarramos y no dudamos en llenar nuestros carritos de esa carne que cuesta ahora mismo el doble que hace tan solo unos meses. Propongo que haya dos o tres navidades a lo largo del año, y así reinará el 'buen rollito' para todos. O que la Navidad sea todos los días, como si viviéramos en una película de Frank Capra. Así habrá cenas familiares y regalos para todos, seremos felices y gastaremos burradas en las grandes superficies.

P.D.: Por cierto, tal como me esperaba, el concierto de Morricone se ha suspendido, por tercera vez. Lógico, si tenemos en cuenta que los responsables del sitio donde en teoría se iba a celebrar (el Palacio de Vistalegre) no tenían previsto que fuera así. El Orfeón Donostiarra recibió un fax de la promotora que atribuía la cancelación a "motivos técnicos". El concierto nunca se celebrará, eso está claro, ya que el promotor, Alberto Aseguinolaza Alcain, parece un tipo bastante tramposo. También creo que los afectados lo tienen difícil para conseguir que les devuelvan el dinero. Menos mal que yo abandoné el barco cual rata antes de que se hundiera.

P.D.2: Y por último, yo confieso que me he enganchado a una serie para adolescentes simplona y aburda, 90210, la nueva versión de Sensación de vivir que comenté en el blog. Virtudes no tiene muchas pero entre la tontería de escribir sobre ella y de ver a Brenda y Kelly que salían como invitadas en los primeros episodios resulta que me he hecho adicto y he visto todos los episodios. Siento vergüenza ajena pero no puedo dejar de mirar. Y lo malo es que ha tenido tanto éxito que anuncian repetir la misma jugada con Melrose Place. Si sale Amanda (Heather Locklear), la legendaria malvada de la serie, tampoco pienso perdérmela.