martes, 19 de abril de 2011

Viajar en metro: La gran aventura

El metro de Londres ha puesto en marcha un interesante experimento llamado Chronaroma, que pretende convertir en un juego los viajes cotidianos de los usuarios, para hacerlos más amenos. Al parecer, un sistema informático registra los datos de los movimientos del usuario, detectando la posición de su tarjeta de viajero. Cada jugador tendrá que acometer retos, como explorar remotas estaciones y resolver pistas, para ir obteniendo puntos y convertirse en el ganador.

En el metro de Madrid (uno de los mejores del mundo) también nos enfrentamos a diversos retos que nos amenizan el viaje, y no necesitamos puntos ni galardones como incentivo: nuestro único premio es sobrevivir.

1. Resistencia al aplastamiento. El desafío consiste en ir encajado en plena hora punta, totalmente aplastado entre varios pasajeros, mientras un tipo usa tu cabeza para apoyar el libro que se está leyendo, sin perder la sonrisa y sin morir en el intento.

2. Descenso a la línea 6. No se sabe por qué esta línea está muy bajo tierra, de forma que llegar hasta ella en algunas estaciones, como Cuatro caminos, es una aventura que rememora el clásico "Viaje al centro de la Tierra", de Jules Verne.

3. Aguantar a los descerebrados que ponen su música a todo trapo en el móvil. Nunca entenderé por qué pasa eso y nadie protesta. Si se te sienta a un lado un heavy (que pone alaridos satánicos) y al otro uno que pone música latina (ritmos de salsa: "¡mueve la colita, mamita!"), la mezcla ensordecedora te deja con dolor de cabeza para toda la semana.

4. Mantener el equilibrio y la paz interior. Y no convertirte en un energúmeno violento cuando un tipo te empuja brutalmente aposta y cuando te quejas te dice que "ah, haber cogido el coche". Bueno, yo entiendo que si no te queda más remedio que coger el metro debes hacer concesiones, aceptar que sufrirás empujones involuntarios y algún pisotón, etc. Pero eso no significa que tengas que dejar que te hagan de todo, y aguantar a maleducados que te masacran estando todo el vagón vacío.

5. Descifre usted el estrambótico plano. Sí, ese que implantaron hace unos años, ilegible, con ángulos rectos y que no respeta la escala, por lo que es imposible saber cuál es el camino más corto.

6. Conserve usted su cartera. Si tiene usted que pasar por el andén de la línea 10 de Nuevos Ministerios, donde pasan los turistas que vienen del aeropuerto, es muy difícil no ser robado. Al parecer, todo el mundo sabe que ese lugar es un nido de carteristas, menos la policía.

7. Consiga salir del metro. Salga a pesar de los tipos que se empeñan -no se sabe muy bien por qué- en ponerse en medio de la puerta y luchan por mantener su posición. Si se intenta comentarles educadamente que tienen todo el espacio del mundo detrás, o en cualquier sitio que no sea justamente la puerta, sufren un ataque de cólera. Así que yo personalmente ya he desistido, y en lugar de decir nada, intento pasar de lado si dejan algo de sitio, por entre sus piernas, como sea... ¡El reto es llegar al andén antes de que la puerta se cierre!

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