jueves, 12 de julio de 2012

Remakes, reboots, mash-ups y “Los Cazafantasmas 3”

Me apetece escribir hoy sobre la falta de ideas, ya que llevo muchos días sin actualizar el blog.

Cuando yo era pequeño, la gente se quejaba de la crisis de ideas de Hollywood, porque estrenaban muchas secuelas. Pero resulta que estábamos mucho mejor que ahora, pues abundan los reboot, palabro que se han inventado para denominar el reinicio de una saga entera, y se han puesto de moda los mash-up, cruce de conceptos dispares en la línea de Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (a este paso tendremos Paco Martínez Soria contra Caponata). El rizo es la adaptación al cine de conocidos libros de autoayuda, como Qué esperar cuando estás esperando, que se basa en un manual para futuras mamás que vende mucho, o la upcoming Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus, inspirada en la cumbre de los volúmenes sobre consejos sentimentales (el cine patrio tan dado a la postguerra un día de estos nos sorprenderá con Manual de cocina de la Sección Femenina. La película).

Así las cosas, no me sorprendería que al comprar una entrada de cine empiece a ocurrir aquello de Los Cazafantasmas, que cuando por fin les llamaba un cliente la secretaria gritaba efusiva: ¡Ha picado uno! Imagino que exclamará lo mismo la taquillera: ¡Hemos engañado a un tipo! ¡Y eso que ha subido el precio de la entrada por el reajuste del IVA!

Fascinados por la posibilidad de que la gente estuviera dispuesta a aflojar pasta por cualquier tontería, los responsables del film pusieron en práctica el noble arte de la estafa con la infumable Los cazafantasmas 2. Recuerdo que un compi del instituto y yo (estudiábamos lo que entonces se llamaba Cou, o sea que éramos unos Couboys) compramos ilusionados la entrada, pero luego fuimos a la tienda de comics donde parábamos y todo el mundo insistía en que era absolutamente espantosa. Asustados, fuimos a la cola del cine y vendimos nuestras entradas porque nuestra madre se había puesto enfermísima y teníamos que irnos urgentemente. Con el paso del tiempo la he llegado a ver en la tele y se habían quedado cortos. Entiendo que estar a la altura de una obra maestra como la primera parte era un reto imposible, pero aquello era indescriptible. Era como comparar Este muerto está muy vivo con Este muerto está muy vivo 2.

No contentos con aquella gloriosa secuela, ahora preparan la tercera parte, pero como ya comentamos en este blog le mandaron el guión a Bill Murray (qué gran genio) y éste lo devolvió después de pasarlo por la trituradora de papeles (qué gran genio). Ojalá cundiera el ejemplo. El caso es que para convencer al actor, ahora los ejecutivos de Sony han contratado para que escriba un libreto completamente nuevo a Etan Cohen.

La primera vez que leí en unos títulos de crédito que el guionista era Etan Cohen me alegré muchísimo, pero luego el film en cuestión resultó ser un bodrio total, así que caí en la cuenta de que era un Etan Cohen sin ‘h’ en el nombre de pila, y que no escribía genialidades como Fargo sino Idiocracia, Tropic Thunder. ¡Una guerra muy perra! y Men in Black III. No sé yo si será capaz de escribir algo que convenza mínimamente a Murray (qué gran genio). El culebrón continúa, así que nos mantenemos expectantes.

jueves, 10 de mayo de 2012

"Sombras tenebrosas": 10 evidencias de que Tim Burton se ha convertido en vampiro

En una de mis secuencias favoritas de Ciudadano Kane (la película más importante de la historia del cine hasta que se rodó Marvel Los Vengadores), Jedediah Leland, personaje interpretado por Joseph Cotten, crítico teatral, se ve en la tesitura de escribir una valoración sobre la interpretación operística de la esposa de su jefe y su mejor amigo, Kane (Orson Welles), un auténtico desastre como cantante lírica. Le cuesta tanto decir la verdad que cae borracho con su nota a medio hacer: "es un fracaso igual que ella". Finalmente termina el trabajo el propio Kane...

Pues bien, me acaba de pasar exactamente lo mismo cuando me he visto obligado a escribir sobre Sombras tenebrosas, que ha rodado alguien aún más importante para mí que la esposa de mi mejor amigo, nada menos que Tim Burton, a quien consideraba más que un director de cine, una especie de alma gemela. Pero es que el film es tan soso que me he tenido que bajar a la tasca de la esquina y beberme un par de Dyc con hielo, y aún así sólo he podido escribir: "es un desastre igual que su carrera últimamente".
10 razones que demuestran científicamente que Tim Burton es un vampiro
1. Tim Burton murió después de rodar Ed Wood. Ahí está todo lo que tenía que contar, pues tiene como protagonista a un inadaptado freak con buenas intenciones, como casi todas sus películas, en este caso un tipo que quiere ser Orson Welles y rodar obras maestras, pero sólo le salen bodrios que conectan como mucho con otros friquis como él.
2. A pesar de todo, se empeña en seguir existiendo después de muerto rodando una y otra vez la misma película, con Johnny Depp caracterizado otra vez como monstruito con encanto, música deDanny Elfman y un papel de tía rara para su esposa, Helena Bonham-Carter.
3. Tim Burton necesita sangre fresca. Carente de ideas propias tiene que vampirizar por ejemplo a Lewis Carroll, hincarle el diente a un clásico como El planeta de los simios (1968), etc. En esta ocasión ha bebido de una serie de televisión de los 70 y del guionista de moda Seth Grahame Smith, autor deAbraham Lincoln: Cazador de vampiros y Orgullo y prejuicio y zombies.
4. Tiene amigos centenarios, pues es esta cinta sale el gran Christopher Lee, que tiene 100 años o por ahí, y nada menos que el músico Alice Cooper, que debe andar por los 120 o 130 como poco, aunque está igual que siempre en la secuencia en la que se convierte en 'la invitada' estrella de una fiesta. ¡Le pirran a Burton las "Alice" últimamente!
5. Finge emociones humanas que no siente. En Sombras tenebrosas trata de hacer reír, pero se nota que lo es suyo porque los gags no funcionan. Incluso mete una escena de sexo (sobrenatural) en la película, que no transmite nada.
6. Tim Burton es capaz de hipnotizar a un público cautivo que le ríe las gracias, aunque ruede siempre la misma película.
7. El corazón de Tim Burton ha dejado de latir. El cineasta que transmitía un conmovedor romanticismo en Eduardo Manostijeras, en Sombras tenebrosas no logra ni un mínimo de pasión.
8. El cineasta de Burbank viste con estética desfasada. Si Drácula iba con capa aristocrática decimonónica, él se empeña en lucir un rollito gótico ochentero a lo Robert Smith que en un hombre ya madurito queda bastante estrambótico.
9. Ha empezado a dar miedo. Yo que esperaba con ilusión proyectos tan prometedores como La novia cadáver, tiemblo al pensar que tiene tan pocas ideas que su próxima cinta, Frankenweenie, es una innecesaria versión alargada de su corto homónimo.
10. Tim Burton no se refleja en el espejo. Por eso lleva esos pelos.

viernes, 27 de abril de 2012

El graffiti, arte urbano superguay

Siempre he sido muy enrollado, de modo que si alguien me pregunta sobre algún tema que está de moda, sonrío y le guiño el ojo, para que quede clara mi mentalidad abierta y tope guay. Hasta ahora, si estaba en una fiesta y una chica me preguntaba qué me parece el arte urbano, no dudaba en asegurarle que me encantaba que se tomen las calles como forma de expresión artística, y que no me cabía duda de que más que un arte es un estilo de vida.

Pero resulta que paso muchas veces por el santuario de los graffiteros de Madrid, en la madrileña calle de la Estrella, pues el local en cuestión está en un sitio bien conocido por el friquismo madrileño, entre dos librerías especializadas en comics, Elektra y Atlántica. Y descubro que venden todo tipo de sprays y pinturas para que se manifiesten los que viven “bajo otras formas de expresión, con otros conceptos que la sociedad oprime”, reza su web.

Aseguran ellos mismos que no venden cualquier cosa. “Eso que usamos es lo que ponemos en las manos de nuestros clientes". Y también que están en el local donde antes se situaba una mítica tienda que ”reagrupo a mucha gente de la ciuda,en torno ha este pequeño local“. La cita es literal, se ve que o bien el nombre del sitio, que viene a significar ‘escritores’, tiene un toque de ironía, o el arte urbano pide que se escriba con autenticidad, como los auténticos marginales del Bronx, que no tenían tiempo para ir al instituto porque tenían que escapar de la policía.

Y en fin, me fascinaba todo esto, ya digo, hasta que el otro día ‘friqueando’ por la zona descubro que han puesto en la puerta un cartel que advierte a sus clientes que no ‘pinturreen’ por los alrededores del establecimiento. Pero bueno... ¡se me ha caído un mito y una forma de manifestación artística! ¡Esto es terrible!

Porque vamos a ver, ¿somos guays o no? No me valen las medias tintas... O sea, nada de que las pintadas son lo máximo, arte urbano y todo eso, pero siempre que se realicen en otro lado, lejos de aquí, no vengan los vecinos a cantarme los cuarenta porque les han arruinado el portal o la tienda, porque me voy a sentir mal, como si tuvieran algo de razón cuando me griten que soy un poco ‘bastardete’.
No he querido preguntar a qué se debe la colocación del cartel, porque me temo lo peor. Una vez pregunté en un portal porqué habían puesto “por favor, no tirar las bolsas de la basura desde la ventana”, y efectivamente, como sospechaba, lo habían colocado por algo.

Pero cuanto menos me ha llamado mucho la atención. ¿Se imaginan ustedes una tienda de armas que pidiera a sus compradores que por favor no matasen a nadie dentro? Me recuerda al día en el que la estanquera de mi barrio me advirtió que no entrara fumando porque no quería convertirse en fumadora pasiva, y morir de cáncer. Pues tenía razón, pero me chocó un poco. Si se está en el ajo, se está en el ajo... O sea que si me pintan mi tienda, pues tengo que sonreír, ¡es arte urbano, tíos! ¡Debería ser guay!

Total, que me he desencantado y ahora veo el asunto desde otras perspectivas. Aunque reconozco que he encontrado pinturas muy chulas, la mayoría de las veces me parecen rayajos pseudoreivindicativos horrendos. Me siento identificado con el personaje de un cómic de Mauro Entrialgo que decía “cuando yo era pequeño, también había ‘graffiteros’, lo que pasa es que por aquel entonces los llamábamos gamberros”. Y también confieso, aún a riesgo de dejar de parecer guay, que me escamaría un poco si me encuentro a un señor que me está decorando la casa, por mucho que resulte ser Miguel Ángel que hubiera venido a recrearme la Capilla Sixtina.

jueves, 12 de abril de 2012

Diccionario para entender a los críticos de cine

Definía el gran Groucho Marx a los críticos como “esos tipejos que piden bebidas baratas, salvo cuando no pagan ellos”. Y algo de razón tenía; en cualquier caso nadie le ha desmentido, pues estos profesionales no gozan de buena consideración a nivel popular. Más o menos, cualquier ciudadano de a pie opina que son un hatajo de pedantes a los que sólo les gustan las películas iraníes, y a los que se no se les entiende nada cuando escriben.

Pues bien, yo estoy convencido de que en realidad no es así. Lo que ocurre realmente es que son unos grandes incomprendidos. O somos, voy a meterme yo mismo en el saco, aunque espero que no se enteren mis vecinos de a qué me dedico, porque irán a por mí con antorchas como si persiguieran al monstruo de Frankenstein para capturarme y que no asuste a las ancianas y a los niños.

Por muy extraño que parezca, los críticos de cine en realidad tienen opiniones coherentes, pero se expresan en un lenguaje codificado que les convierte en incomprensibles para los no iniciados.

El caso es que me he propuesto remediar esta gran injusticia histórica. A partir de ahora, estará al alcance de cualquiera entender lo que los integrantes de este maltratado colectivo quieren comunicar en sus críticas. Con una rápida consulta al siguiente diccionario, resulta muy sencillo reconvertir lo que dicen en expresiones en cristiano.

En un primer momento, tampoco nadie conectaba con los comentaristas deportivos, pero una iniciativa parecida a ésta desveló el a priori oscuro significado de términos como “el cancerbero atajó el esférico que le había cabeceado el extremo visitante en el clásico”. Y desde entonces, estos periodistas viven una idílica historia de amor con la ciudadanía.

Diccionario crítico de cine-vallecano común

http://buscon.rae.es

Exquisito dominio del ritmo pausado. (Del lat. ) 1 m. Película lenta y contemplativa en la que ves cómo crece la hierba. 2. m. Peñazo a evitar.

Ha sucumbido a la comercialidad. 1 m. Dícese de un director pesado y aburrido que hasta ahora no conseguía atraer la atención más que de cuatro críticos, cuando por fin ha conseguido rodar algo que realmente puede interesar al ciudadano medio.

Fuegos de artificio. 1 m. Impresionantes secuencias de acción con vistosos efectos especiales en un film que no se complica con reflexiones pedantes.

El joven entronado de moda se desmorona con su segunda obra. 1 m. Al que lo escribe tampoco le gustó la primera, pero no dijo nada por miedo a parecer anticuado y poco abierto al cine de las nuevas generaciones, así que ha guardado toda su animadversión al director para su segundo trabajo.

Múltiples y valiosas referencias. 1 f. Todo está copiado de otras películas.

Rico mundo interior del autor. 1 m. El responsable de la cinta ha acumulado tanto prestigio que ya no vive en el mundo real y sólo es capaz de rodar paranoias.

Trasciende lo cinematográfico. 1 m. De tan aburrida que era la peli, el autor del artículo se ha puesto a pensar en la inevitabilidad de la muerte.

Multipremiada en festivales. 1 f. Infausto bodrio que sólo le interesa al crítico y a sus cuatro colegas.

Majestuosa utilización del fuera de campo. 1 f. No ocurre nada durante todo el metraje.

Garci ha rodado otra indiscutible obra maestra. 1 m. José Luis Garci ha seguido su línea habitual, pero lleva al que está opinando a su programa televisivo y paga un pastón.

En realidad Garci nunca me ha gustado. 1 m. José Luis Garci ha dejado de contratarle para su programa.

He descubierto fallos de raccord. 1 m. El crítico acaba de empezar en el oficio, es muy joven y aún no se ha dado cuenta de que resulta inevitable que todas las películas los tengan.

Imperdonable salto del eje. 1 m. El crítico acaba de empezar en el oficio, es muy joven, pero ha estudiado cine y está convencido de que sabe muchísimo más que sus compañeros de profesión porque una vez vio un film de John Ford y hasta le suena cómo se titulan dos de Jean Renoir.

Ejercicio de estilo. 1 m. Se dice de una producción valiente, bien rodada, en plan vanguardista, con interpretaciones estupendas, etc. Pero el crítico se ha aburrido como una ostra.

Guía para entender la calificación por estrellas de los críticos

**** 1 m. Producción serbia o iraní mortalmente aburrida. 2 m. Plomazo.

*** 1 m. Peliculón. Lo mejor que se puede ver en la cartelera. Bien rodada, con interpretaciones excelentes, una historia que engancha, convincentes efectos especiales... Guapa, guapa...

** 1 m. Van Damme dando patadas todo el rato o similar. Te lo vas a pasar como el enano de Juego de tronos, que siempre anda con mujeres atractivas.

. Punto rojo. Comedia despiporrante y descerebrada ideal para ver con los colegas y el calimocho para pasar un rato de risas.

miércoles, 4 de abril de 2012

El futuro del cine

Tomaba un café en un céntrico bar el otro día cuando me di cuenta de que una señora se me había quedado mirando desde una de las mesas. No suelo tener mucho éxito entre las féminas, así que comprobé si tenía detrás un reloj, o si llevaba la bragueta abierta. Al final se levantó y mientras se dirigía hacia mí caí en la cuenta de que la conocía. Era nada menos que la pitonisa diplomada Amanda, que fue mi compañera de trabajo en la desaparecida revista Estrenos Vídeo. Hacía mucho que no me la encontraba.

-Juan Luis, estás mucho más viejo. Me ha costado reconocerte, y eso que soy adivina...

Estuvimos conversando un rato, recordando los viejos tiempos, comentando los cambios tecnológicos que han dado al traste con las viejas publicaciones de papel, lo que le había dejado en el paro.

-Menos mal que con mi bola de cristal puedo adivinar de vez en cuándo algún número de la primitiva y no me falta dinero.

Como había salido en la conversación el tema de sus habilidades brujeriles, aproveché para preguntarle una cuestión que me rondaba por la cabeza desde que la conozco. ¿Realmente predice el futuro o es un rollo que se ha inventado para vivir del cuento? Me garantizó su fiabilidad, pues no en vano hasta tiene titulación oficial, y me recordó que acertaba casi siempre con sus pronósticos cuando escribía en la revista.

Por si no me lo creía, me propuso que le preguntara lo que quisiera a modo de prueba. Mientras sacaba del bolso su bola de cristal, decidí concebir una consulta tan complicada que sólo alguien con poderes extraordinarios pudiese darme una respuesta.

–Ya lo tengo –le dije finalmente–. ¿Cuándo se va a acabar la crisis?

–Ah, eso tiene una respuesta sencilla –me contestó mientras consultaba la mágica esfera–. Finalizará oficialmente el 23 de abril del año 2054 a las 13:15 horas. Seguro que se te ocurre otra cuestión un poco más difícil...

Medité durante unos minutos, porque no se me ocurría nada. Pero al final me vino a la mente una consulta para la que Amanda no iba a tener contestación. Era absolutamente imposible que supiera la solución de tan complejo enigma.

-Oye, ¿a Miguel Bosé qué le va? ¿Le gustan los tíos o las tías?

–Pues estoy viendo la respuesta en la bola –explicó sin inmutarse–. Dice que Miguel Bosé vive desde hace quince años con una cajera de supermercado con la que se casó, y con sus cuatro hijos, pero que como ser tradicional no está de moda, prefiere mantener la incógnita.

Acabé convencido de que las profecías de esta mujer tenían cierta fiabilidad. Así que decidí pedirle que me augurara qué iba a pasar con el cine, ahora que vive tiempos muy malos, con tanto descenso de espectadores, piratería, y demás. Para los lectores del blog, me vaticinó algunas profecías, como en los viejos tiempos.

Las profecías de Amanda:

1. Después de trasladar a Madrid a Sherlock Holmes y anteriormente al típico detective que interpretaba Humphrey Bogart, reencarnado en Alfredo Landa paseando por la Gran Vía, José Luis Garci filmará una cinta con Indiana Jones en Alcorcón.

2. Las dos entregas de El hobbit que prepara Peter Jackson serán un exitazo... Eso se puede predecir hasta sin bola de cristal. Así las cosas, los productores querrán filmar más material de Tolkien, y prepararán la adaptación de El Silmarilion. Puesto que Peter Jackson les mandará a paseo, tendrán que recurrir a Terrence Malick, que lo reconvertirá en un poema visual estilo El árbol de la vida, en plan medio abstracto.

3. Como los protas de American Pie –Jason BiggsMena SuvariChris Klein–, absolutamente olvidados, han tenido que 'arrejuntarse' en American Pie: El reencuentro, preveo que al final pasará algo parecido con los chicos de otra famosa franquicia: Harry Potter. Así que dentro de unos años rodarán Reunión de antiguos alumnos de Hogwarts. Propongo que le den un toque realista a la cosa: Ron Weasley se ha quedado calvo, Hermione está en el paro, Potter se ha divorciado y ha caído en el alcoholismo...

4. Los mercenarios 2 dará pasta gracias a su amplio reparto de superhéroes de la acción ochentera pasada de moda. Se intentará llevar a cabo una jugada parecida con las grandes damas de la comedia romántica, a ver si revitalizan también ese género, prácticamente igual de muerto. Ya veo interpretando a maduras solteras a Meg RyanJennifer LópezSandra BullockJulia Roberts y Katherine Heigl, peleándose para conquistar a Hugh Grant. Podrían llamar a la peli El crepúsculo de las diosas...

5. Fernando León de Aranoa rodará una secuela de Los lunes al sol que se titulará Los martes pelao de frío. No repiten los protagonistas, sino que ahora el personaje central será un director de cine de prestigio, que tras un par de películas sosas ha perdido por completo el favor del público. Agobiado por las deudas, y puesto que no encuentra trabajo decide emigrar a Alemania, donde en un principio consigue que le contraten para cuidar de un anciano. Pero éste se le muere enseguida, así que tiene que sacarse unas perras trabajando como prostituto masculino, aunque él prefiere que le llamen 'princeso'.

viernes, 23 de marzo de 2012

La oleada de anuncios sinceros de la tele

Si confieso que no veo la tele pensaréis que me las estoy dando de culto... Sin embargo, la triste realidad es que no aprovecho el tiempo para leer a Kierkegaard, sino que veo en el cine terroríficos subproductos, o me voy a comprar comics. El caso es que estos días me he enganchado a un canal que ofrece peliculones clásicos a todas horas (casi es mejor desintonizarlo, para poder seguir con mi vida), así que he redescubierto los anuncios televisivos.

No había visto ninguno nuevo desde hace tiempo. Me quedé en el “hola, soy tu regla”, “¿dónde está Curro?” y “vengo del futuro, donde los avances tecnológicos son la bomba, pero sólo se me ha ocurrido traerte un frasco de lejía”. Supongo que todos ellos hoy son ya clásicos, al menos entre los estudiantes de publicidad.

Pero han cambiado bastante.

Me he enterado de muchas cosas, por ejemplo de que ahora Doowap se llama Weikis. ¡Demonios! Va a ser por eso por lo que no los encontraba en las estanterías del supermercado... ¿No tienen miedo de despistar al personal con ese nombre de comida para perros?

Se puede saber mucho del mundo que nos rodea a través de ellos, por ejemplo cómo va la situación social del país. Una madre merienda con su hija, encantada, porque es el único momento del día que comparte con ella. Se entiende que la niña pasa todo el tiempo con una de esas impagables abuelas que son las que están cuidando a nuestros chavales. ¿Qué sería de España sin ellas? El anuncio se dirige claramente a madres trabajadoras con complejo de culpa agudo.

Muchos van destinados a quienes se supone que tenemos más capacidad de consumo, los que fuimos niños en los 80. En esa línea va aquél en el que salen dos casi idiotas que cantan que han visto volando un cristal gratuito, a ritmo de “Super Disco Chino”, de Enrique y Ana, todo un hit infantil de la época. Si ya era hortera entonces, imaginaos treinta años después. Me han entrado ganas de ir a la óptica a cantarles las cuarenta, porque cada vez que lo ponen se te pega la canción de las narices, y te pasas toda la tarde tarareando: “Sú-per, sú-per, dis-co, dis-co, chi-no, chi-no, chi-no... filipino...”. Más que un spot parece una maldición. Como te lo pongan una vez, te han hecho la pascua.

Me llama la atención la zafiedad de algunos, como el de las galletas tan supuestamente enormes que los que las comen, cuando van a hacer sus necesidades, perciben que su miembro viril es mucho más pequeño de lo que creían. No sé si funcionará. Yo no pienso probarlas, porque ahora las asocio psicológicamente con la entrepierna.

Y también alucino con la sinceridad de Pepsi. En su nuevo anuncio, un tipo pide una Coca-cola, claro, como es habitual, y el camarero le contesta que no tiene, que si puede ser una Pepsi... O sea que reconocen que el producto nos lo cuelan un poco de balde... Y hasta MacDonalds admite que la gente tiene la misma confianza en que sus hamburguesas sean de vacuno que la que tenía hace unos años en que la selección española ganara un mundial, o sea ninguna.

Pero para sinceridad, la que llevan implícita los anuncios de bancos de nueva generación. Todos van por la línea de asegurar que a partir de ahora ha salido un banco que es colega, que te va a caer superbien, y que se preocupa por ti, por muy insólito que resulte. O sea, que reconocen que hasta ahora han sido un poco ‘perretes’.

miércoles, 7 de marzo de 2012

"The River" y "Mi gitana", terror televisivo español

Si escribo en el blog que pienso que los españoles, con honrosas excepciones, no estamos genéticamente dotados para rodar series, se me puede acusar de ser anti-español. Yo os aseguro que adoro este país que por otra parte ya tiene la mejor comida del mundo (viva la paella), la mejor selección de fútbol, las mejores playas, un patrimonio cultural y literario inmejorable. Pero en el cine y las series televisivas, ay, quisiera que la realidad fuera mejor pero no es así.

En un desesperado intento de reconciliarme con la tele patria, le he echado un vistazo a Mi gitana, la miniserie que reconstruye la vida de Isabel Espantoja, y ha resultado ser tan indescriptible y surrealista que os la recomiendo a todos... Sentí vergüenza ajena en el momento en el que la madre de la artista le aconseja que no se ponga un vestido determinado porque "el verde resalta el vello" (sí que tienen mal café los guionistas). ¿Y qué decir de ese Jesús Gil descamisado con cadenas de oro que parece Torrente? Y genial también el momento metatelevisivo en el que Encarna Sánchez se enfada porque en la televisión emiten la legendaria parodia de las empanadillas de Móstoles, que le hicieron Martes y 13, y le dice a su 'querida' Pantoja: "No veas a esos dos mari****. ¡Qué asco de España!". Surrealista.

Así las cosas se puede pensar que no hay esperanza de que un español pueda hacer tele decente... Para comprobarlo, me puse el piloto doble de The River, que dirige Jaume Collet-Serra. Tendría que haber salido en las portadas de los periódicos que un español pase a la primera división catódica, en una serie creada por Oren Peli (Paranormal Activity), y que cuenta como productor ejecutivo con Steven Spielberg. Pero como suele suceder en este país, minimizamos los logros de nuestros compatriotas...

Lo cierto es que me pareció demasiado convencional, los mecanismos que usa para dar miedo son evidentes y predecibles, y lo peor es que se adscribe a la moda del 'found footage' que ya empieza a cansar. Pero por lo demás, es bastante digna, y a Jaume le ha quedado muy bien el momentazo de las muñecas que le ofrecen los nativos como tributo al fantasma de una niña ahogada en el río para que no ahogue a todo el que pase por allí. Da muy mal rollito, si lo ves a solas en la oscuridad de tu casa...

No está todo perdido. En el futuro, con un poco de esfuerzo, vamos a revolucionar la televisión... Lo que pasa es que avanzamos poco a poco.

miércoles, 29 de febrero de 2012

La cuestionable retransmisión de Canal+ de los Oscar

Sigo a vueltas con los Oscar, especialmente desde que he empezado a meditar que si tan influyentes son los hermanos Wenstein a la hora de obtener premios, ¿cómo es que nadie se acuerda de ellos en los agradecimientos? Tremenda injusticia.

Cuando yo era joven, allá en el Pleistoceno, las retransmisiones de TVE de los Oscar no eran muy allá. Un año, el comentarista nos amargó la noche, arremetiendo contra la ceremonia, que según él no tenía razón de ser, y era casi para idiotas. Y claro, los casi idiotas que estábamos viéndolo sin dormir nos sentíamos bastante insultados.

Así las cosas, que estos premios pasaran a Canal+ en un primer momento fue una gran faena. Lo que antes veíamos gratis había pasado a ser de pago. A cambio, para que los suscriptores no se fuesen a mansalva, sí que es cierto que pasaron a cuidar la retransmisión bastante, con la competente locutora Ana García Siñeriz. En los últimos años, el amiguete Juan Zavala –gran periodista integrante de Lo que yo te diga– conducía bastante bien la velada. Pero este año, desgraciadamente, no estaba Zavala –que la semana pasada ganó un Goya con un corto documental–.

Y se notó mucho. La nueva conductora era Manuela Velasco, protagonista de [Rec], que no sólo parecía almidonada, sino que no se aclaraba mucho sobre cuándo finalizaban las pausas americanas, y tenía que dar paso a la ceremonia. Para no dormirse habría hecho falta que hubieran tratado de comérsela unos zombies, como alguno de los contertulios sugirió. Éstos tampoco eran un dechado de virtudes. Un tal David Broncano, al parecer monologista, no paraba de hacer gracietas absurdas y poner caras raras, al director de Cinemanía, Carlos Marañón, se le daba mucho mejor el fútbol y Pepe Colubi no estaba especialmente inspirado, por lo que sólo recurría al humor subido de tono y grosero, menos cuando explicó como ocurrencia propia que en el recuerdo de los fallecidos tenían que haber citado a la Mona Chita, chiste que llevaban retuiteando los internautas toda la noche.

Con respecto a Twitter, uno de los invitados se indignó muchísimo, porque pedían opiniones de los usuarios, y éstos decían la verdad, que los comentaristas le parecían sosos y aburridos. Pues el tipo, visiblemente enojado, dijo que sólo le llegaban insultos... ¿No sabe lo importante que es saber encajar las críticas? ¿Esperaba elogios hacia su enorme talento?

Pero lo más significativo de la retransmisión, según mi humilde juicio, es que el mayor representante cinematográfico del grupo mediático al que pertenece Canal + en Twitter, llegó a escribir que la retransmisión –elaborada por su misma empresa– era aburridísima. Y tenía razón.

martes, 28 de febrero de 2012

¿Sabía Mark Wahlberg quién iba a ganar en los Oscar?

Pasé la reciente noche de los Oscar 'tuiteando', que es gerundio. ¡Retuitanos! Y resulta que 'tuitter' estaba más animado que la retransmisión española de la ceremonia, que merecerá su propia entrada en el blog mañana (ésos no se van a librar).

Por ejemplo, Eva Hache tuvo los ovarios (palabra de honor) de escribir "¡Qué fuerte! Billy Crystalme copia", tras el vídeo del presentador introduciéndose en las películas nominadas, como si Crystal no llevara años haciendo eso, como si los guionistas españoles no se hubieran inspirado en él, y como si los Goya en su totalidad no fueran un triste intento de imitar los premios de la academia americana. ¡Qué fuerte!

Delirios aparte, otro de los que animó (involuntariamente) la noche 'tuitera' fue Mark Wahlberg, que le había dicho antes de la gala al periódico The Huffingston Post que ya sabía quién iba a ganar los Oscar:The Artist iba a ser la mejor película, Jean Dujardin el actor principal,Christopher Plummer el actor de reparto, etc.

"¿Son ésos los que usted quiere que gane?", preguntó la periodista. "No, no, son los que van a llevarse el Oscar", dijo Wahlberg. "Es que tengo un amigo en PriceWaterhouse (la consultoría que cuenta los votos) y me lo ha soplado todo". Como es lógico suponer, esto fue muy comentado por los tuiteros la noche del domingo.

Intrigado, he decidido quedar con Mark Wahlberg para que los lectores de DECINE21 se enteren de la verdad, y también para saber si le habían soplado la próxima combinación ganadora de la Primitiva, que la crisis aprieta...

No, no ha sido así. Confieso que la verdad es que desde hace unos días tenía programada otra entrevista con Wahlberg, con el que ya había estado dos veces, y que anda de promoción en España de Contraband, un entretenido thriller. Y claro, estaba deseando aprovechar la ocasión para interrogarle sobre este asunto.

Se ha llevado las manos a la cabeza al escuchar la pregunta. "¡Era una broma!", ha dicho Wahlberg. "Lo que pasa es que se lo dije todo a una periodista que no tiene ni un mínimo de sentido del humor. Pensé que tendría su gracia porque este año estaban bastante cantados todos los que iban a ganar, y que la gente captaría la ironía. Pero no ha sido así". El actor estaba asustado ante la repercusión de sus palabras. "Pero si PryceWaterhouse tiene más seguridad que la CIA y el FBI juntos... ¡Ya no vuelvo a gastar ninguna broma!".

Yo por mi parte, al final he visto clara la solución a la crisis. Me voy a ir a vivir a su país. Su peli es un remake de la cinta islandesa Reykjavik-Rotterdam, pero han cambiado la motivación del protagonista, que en el original se reconvertía en contrabandista, porque se quedaba en paro y no tenía dinero ni para pagar el piso, y aquí delinque para ayudar a su cuñado, que se ha metido en líos. "Es que era más creíble, ¿no? ¡Si te quedas sin trabajo te buscas otro", me ha comentado. "Bueno, eso será en Estados Unidos", le he dicho entre risas.

Por cierto, Wahlberg -que reconoce que de joven era un 'viva la vida'- se ha convertido en un tío muy majo y responsable. Tanto es así que ha sido capaz -tomad nota los otros- de darnos las entrevistas por una vez, antes de la hora de comer, que los periodistas también tenemos derecho. Incluso ha llegado quince minutos antes de lo esperado "Happy 'siesta'", me ha dicho cuando se iba. "No volveré a hacer bromas".

miércoles, 22 de febrero de 2012

La patata presumida de Mauro Entrialgo

Mauro Entrialgo nos ha alegrado a los friquis la vida con sus particulares y encantadores dibujos pop desde hace mucho tiempo, en mi caso desde sus años en la revista Makoki, donde él empezó a publicar cuando yo tenía 10 años. Acudo (con el carismático Raúl Rolo, que me avisó del evento) a la presentación en un céntrico café madrileño de su excelente y mastodóntico recopilatorio, "El dibujosaurio".

Me dan que pensar las palabras de Lorenzo Pascual, de Diábolo Ediciones, al presentar el acto, pues señala muy acertadamente que en su caso cuando empezó a seguir las ilustraciones de Entrialgo, era un niño que ni se imaginaba que tendría algún día una relación profesional con su ídolo, y que éste le parecía entonces (como también a mí) un adulto mucho más mayor que él. Y ahora, el ilustrador de Vitoria debe andar por los 46 ó 47 años, parece estar en plena forma, y mantiene un look muy pop y juvenil, por lo que ahora parecemos nosotros más viejos que él. Curioso que el tiempo resulte ser tan relativo.

Hasta ahora siempre he pensado que las creaciones de este gran dibujante, como "Herminio Bolaextra", "El demonio rojo", "Tyrex", "Alter Rollo", "Ángel Sefija" y dibujos varios (no se sabe muy bien de dónde saca tantas ideas para publicar semanalmente), se bastaban y se sobraban por sí mismas para hacer reír, y también pensar un poquito sobre la realidad social. Pero resulta que ganan todavía más explicadas por el propio Entrialgo, que en persona es realmente hilarante.

Nos contó a los presentes el origen de muchas de las obras que aparecen en "El dibujosaurio", algunos desencuentros con editores (muchos son casi tan espantosos como los de libros de cine), anécdotas varias de concejales de cultura que le cambiaban detalles de sus obras para justificar su sueldo, etc. "No sé por qué a veces algunas empresas han contratado a otros ilustradores para imitar mi estilo. ¡Se deben pensar que soy caro!".

La patata que se preparaba para ir a la 'disco'

Por ejemplo, recordó –es difícil contar esto con la gracia que tiene él– que los hermanos Izquierdo, que se dedicaban a distribuir patatas, requirieron sus servicios para dibujar un cartel que esperaban colocar en las tiendas, con el objetivo de contar a los futuros compradores que la cosecha de patatas de ese año iba a ser excelente. Ellos mismos le habían dado la idea de que saliera una patata maquillándose y acicalándose (se puede ver la ilustración final acompañando este texto) para ir a la discoteca.

Así que el hombre "se lo curró", se inventó que se pudiera ver el local al que iba a ir la patata desde la ventana, para contar todo en un mismo dibujo, y la verdad es que le quedó un póster simpático. Cuando quedó con los Izquierdo para entregarles el material, dice que fueron muy cordiales, y también que le pagaron puntualmente, pues los pequeños empresarios son por norma general mucho más honrados que muchos de los grandes, que a veces se resisten a cumplir sus compromisos... Y aunque la reunión fue grata, Entrialgo notaba que algo no acababa de funcionar, como si a sus jefes no les cuadrara algo.

Pasó el tiempo, y Entrialgo se extrañó de que las tiendas tardaban en poner el cartel. Como al cabo de algunas semanas seguía sin estar, acabó preguntando qué había pasado con su creación.

–Es que uno de los empresarios tenía un hijo pequeño. Y resulta que el chaval estaba bastante desconcertado con el dibujo –le contestaron al perplejo ilustrador.

–No entiendo, ¿por qué? –dijo Entrialgo.

–Es que el niño no acaba de entender muy bien cómo es posible que una patata... ¡puede tener un gato!

O sea que al chaval le cuadraba que una patata tuviera piernas y brazos, que se pintara los labios frente al espejo, que usara secador, que fuera a la discoteca, etc. Pero lo del gato le tenía asustado... Es curiosa la infancia... En cualquier caso, aquel que tenga conocimiento de alguna presentación de Entrialgo, que no deje escapar la ocasión de acudir. Por cierto, resulta ser un tío estupendo, que hasta me ha pasado el dibujillo de la patata para que lo pueda poner en el blog.

lunes, 20 de febrero de 2012

Los 12 guarros: Reivindicación del cine varonil

No gana uno para disgustos últimamente cuando acude al cine, sobre todo desde que a Spielberg le ha dado por rodar una peli de animales, recuperando la gloriosa tradición de la saga de Lassie, El corcel negro, Beethoven y bodrios similares. Confieso, como hizo el bloguero Hildy hace poco, que tampoco soporto las películas de perros, ni tampoco de gatos, caballos o cualquier animal que no sea un tiburón o un dinosaurio que coma personas. Pero como es de Spielberg, al que adoramos todos los apasionados del cine fantástico, y me juran que el caballo no habla, decido verla...

Cierto es que el maestro ha rodado el mejor film equino posible, y demuestra un vigor visual, un talento y una veteranía inigualables, pero todo me suena a ya visto en su cine. Y es que viene a ser E.T., el extraterrestre, con un homenaje al momento 'flying' incluido, pero sustituyendo al alien por un caballo, del que el niño se separa por la guerra, estilo El imperio del Sol, y con una carga de infantería muy potente pero que nadie ha visto sin pensar inmediatamente en el principio Salvar al soldado Ryan. Se podían haber ahorrado, eso sí, el momento 'Heidi', con huérfana acogida por su abuelo con barba blanca en la montaña.

Así las cosas, uno podría pensar como Homer en un célebre capítulo de Los Simpson. Tras sufrir una decepción fílmica encuentra en el videoclub una peli de Clint Eastwood, un valor seguro del cine viril –le dice a su hijo–, pues siempre mata a mansalva en sus películas. Desgraciadamente, el film en cuestión resulta ser La leyenda de la ciudad sin nombre, donde para desesperación del gran Homer resulta que Clint canta...

Me meto a ver lo nuevo del tito Clint, que sí entiende al público masculino hetero y en general a los que nos aferramos a continuar con la mentalidad de la Era de las Cavernas. Pero resulta que nos ha abandonado y J. Edgarpasa por encima de la captura de Al Capone y similares y se centra mucho más en la homosexualidad reprimida del protagonista (no en vano tiene como guionista al excelente Dustin Lance Black, ganador del Oscar por Mi nombre es Harvey Milk).

Vuelve el hombre, con once amigotes

Deprimido tras dos horas de Leonardo DiCaprio lloriqueando porque su madre le domina, entro en una profunda crisis cinéfila. Así, no me queda otra que repetir el ritual que me hace reafirmarme en mi hombría cinéfila desfasada, decadente y políticamente incorrecta: el visionado de Doce del patíbulo, la cumbre del cine machote.

En mi opinión, deberían haber optado por una traducción literal del título original, o sea "Los doce guarros", que se llaman así porque su líder, el mayor Reisman les prohíbe asearse hasta que no acabe la película.

Atención al repartazo de macho-men, pero de los de verdad. El tal Reisman no podía ser otro que el gran Lee Marvin, que con su aspecto simiesco y voz gutural se habría comido a La Roca, a Jean-Claude Van Damme y aSteven Seagal todos juntos. Le acompaña el cara de "pocas tonterías si no quieres que te dé una somanta de palos"Charles Bronson, genial como el ex minero Wladislaw, que ni se lo había pensado dos veces a la hora de pegarle a un tiro a un oficial que mandaba mucho, porque se largaba con el botiquín. "Sólo cometió un error: Permitió que alguien viera cómo lo hacía".

Siempre me ha encantado el personaje del gigantón Clint Walker, un 'cacho pan' adorable, simpático y tranquilo, salvo porque tiene el pequeño 'problemilla' de que le entra la locura si alguien le empuja. Había cometido semejante insensatez un desgraciado al que él, de un solo puñetazo, le empotró la mandíbula en el cerebro.

Completan el elenco el ex jugador de fútbol Jim Brown, una bestia parda que interpreta a un negro que había aniquilado a unos racistas asquerosos que querían castrarle, un jovencísimo Donald Sutherland, los veteranísimos Ernst Borgnine y George Kennedy, y el gran John Casavettes, cuyo personaje es un gángster que se llama Franko, así que para evitar complicaciones políticas en la España de la época le rebautizaron en el doblaje como Frankie.

Y tras volver a visionar esta reafirmación de la masculinidad ya vuelvo a ser yo mismo. Si a alguien no le gusta Doce del patíbulo, que lo diga y yo le comentaré dónde podemos quedar para discutirlo como hombres. El próximo fin de semana veré Grupo salvaje.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Día de los Enamorados con Harry Potter

Antes de nada, les deseo que tuvieran un estupendo San Valentín a aquellos que se sienten enamorados y tienen a su media naranja todo el día en sus pensamientos, aunque dada la naturaleza 'ultrafriqui' del blog probablemente estemos en mayoría las almas atormentadas y solitarias, los que pasan más tiempo frente al "Halo" que hablando con su chica, y aquellos a los que una chica les dijo "escoge: el rol o yo", y escogieron el rol.

El caso es que mientras la gente dedicaba el Día de los Enamorados a estar con su 'churri', yo lo pasé con Harry Potter, el sueño de las numerosas adolescentes que habían montado guardia frente al céntrico hotel donde éste se hospedaba en Madrid, a pesar de que hacía un frío importante. Padres, de verdad, preocupaos un poco por vuestros hijos...

Había venido a promocionar La mujer de negro, que supone la resurrección de la Hammer, el sello legendario británico del fantaterror. Interpreta a un viudo con un niño en una entretenida historia de fantasmas al viejo estilo.

Harry resultó ser un chavalote de lo más simpático, muy inteligente y nada creído. "El actor no puede sentirse el más importante, porque es el que menos trabaja de todo el equipo. Se incorpora al proyecto cuando algunos llevan meses, incluso años, trabajando en él, y se va antes de que empiece el montaje", le comentó a una compi con más habilidad para sacar declaraciones interesantes que yo.

A mí me sorprendió gratamente su trabajo en secuencias de gran tensión sobrenatural 'in crescendo' en las que debe mostrar las reacciones de su personaje sin hablar. "No había visto nunca un guión con quince páginas sin diálogos. Pensaba que era muy original y que íbamos a dar la campanada con eso. Pero luego se nos adelantó The Artist, que nos ha dejado a la altura del betún, ¡porque ahí no habla nadie en todo el libreto!", me dijo Harry, con una inesperada vena para el humor.

Creo que le llamé Harry un par de veces, pues ni me acordaba de que se llamaba Daniel Radcliffe. Pero eso no es nada. El día anterior me saludó en una entrega de premios Juanjo Artero, que demuestra que es un actor potente en No habrá paz para los malvados, y le dije "hola, Javi", convencidísimo de que se llamaba así. Mucho después pensando, me di cuenta de que había metido un poco la pata... En fin, al fin y al cabo este tío ha sido uno de mis grandes ídolos de la infancia.

La verdad es que he tenido unos días últimamente de lo más surrealista, pues antes de mi encuentro con Potter os aseguro que vi una película con el pobre Michael Caine subido en una abeja digital gigante con "La Roca", que en otra secuencia hace rebotar las cerezas que le tiran moviendo los pectorales. Todo eso me ha dejado muy impactado. La película -os lo digo para que no os acerquéis al cine en 500 metros a la redonda- era Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa, cuyo título también tiene narices, pues viene a ser algo así como "El fantasma de Canterville 2: La importancia de llamarse Ernesto" o "Romeo y Julieta 2: Hamlet".

lunes, 6 de febrero de 2012

"Diario de invierno", el libro-excusa de este año de Paul Auster

Este fin de semana hemos sufrido una temperatura singular, que según cierta chicarrona del norte atendía a lo que en su tierra suelen denominar coloquialmente "tiempo para ir a ver a los pelotaris y hacerse unos largos en la playa de La Concha", aunque yo me decantaría más por la definición "un frío no sé si de pelotaris, pero sí de pelotas". El caso es que puse la calefacción a toda potencia y me quedé en casita para, entre otras cosas, leerme el último trabajo de Paul Auster.

Obviamente sospechaba lo que me deparaba el azar. Desde hace unos años, Auster juega a esquivar la escritura de lo que se podría llamar 'novela', en concreto desde "Brooklyn Follies", de 2005, repetitiva pero 'novela' al fin y al cabo. Desde entonces, escribe más bien 'excusas', obrillas premeditadamente menores, que aún así los incondicionales nos inyectamos en vena con pasión.

En "Diario de invierno" toca otra vez su palo autobiográfico, o sea que estamos una vez más ante el Auster de "La invención de la soledad" y "A salto de mata". Y como era de esperar, sigue su línea: que si ahora impresiono a los lectores con mi dominio de la técnica, usando la segunda persona, que siempre suena con mucha fuerza, que si me he inventado una estructura superchula que incluye un repaso por toda mi vida ordenada según todas las casas en las que he vivido, y punto pelotari. Pero en el fondo, nada de nada. Vamos a comprar el libro igual, así que para qué esforzarse.

Me comenta mi amigo Raúl Rolo, que Auster viene a firmar sus obras a Madrid el 23-F. Uno tiene la tentación de ir a verle, sobre todo para decirle un par de verdades acerca de estos añitos que lleva evadiéndose de sí mismo... La verdad es que tengo una enorme curiosidad acerca de qué me contestaría.

Sí, amigos, yo voy a cometer el sacrilegio de parodiar a Paul Auster. Sé que se trata de un acto reprobable, y que me van a dar la del pulpo, pero me siento con derecho a hacerlo, ya que estoy tan enganchado a sus libros que tengo la sensación de que vive de los 20 euros que le donamos cada año, yo y otros pazguatos como yo. Y sí, efectivamente, no sé que tienen sus obras que a pesar de lo que le critico, sigo inyectándomelas en vena.

"La ciudad de la azarosa soledad", por Paul Auster

1

Tú te pones a firmar tus obras mientras reflexionas sobre la suerte que tienes, pues contra más cortos son tus libros más extensa es la fila de seguidores que se forma. Inmediatamente reparas en aquel perturbador individuo con pinta de bloguero de poca monta que tiene la mirada fija en ti, como si llevara mucho tiempo esperando aquel encuentro, y estuviera dispuesto a aprovecharlo a fondo.

Quizás pudiera esconder algún cuchillo entre sus ropas, aunque lo único que distingues es un ejemplar de tu última creación -por algún extraño motivo que se te escapa evitas referirte a ella como 'novela'- que sobresale por uno de los bolsillos de su abrigo barato. Tras veinte minutos de tópicos halagos y de recuerdos para Siri y para Sophie, le llega el turno sin que haya dejado de observarte como si se hubiera olvidado hasta de parpadear.

2

Igual nada de esto fue real. No importa si todo pudo ser diferente o si todo estaba predeterminado. Lo importante es la historia misma y que nunca había estado tan asustado en una comparecencia pública. Aquel tipejo se puso a mi lado pero no me tendió el libro para que se lo firmara como era lo habitual, sino que me señaló con el dedo. Habló a gran volumen, para asegurarse de que la gente de alrededor le escuchara.

-Hola, amigo, ¿Es usted Paul Auster? -me preguntó en un tono colérico.

-¿Quién? -le respondí.

-No lo entiende, es una cuestión de vida o muerte. ¿Es usted el hombre que se hace llamar Paul Auster?

-No, en realidad no -era un error muy común, aunque yo estaba tan intrigado que decidí poner las cartas sobre la mesa a ver si le sacaba alguna respuesta- . La verdad es que yo escribía novelas de misterio, pero un día vino un editor y me pagó por hacerme pasar por Paul Auster. Me lo jugué a cara o cruz y me salió que aceptara el encargo, así que desde entonces vivo feliz imaginando que soy el tal Paul Auster.

-¿Y cuál es su verdadero nombre? -me sorprendió tanto la pregunta que no supe qué contestar.

Me llevé la mano a la cartera. En cuanto la abrí me di cuenta de que contenía un taco de carnets de identidad con diferentes nombres, aunque todos llevaban mi fotografía. En un breve lapsus de tiempo, decidí barajarlos todos, como si fueran naipes, y escoger uno. Leí el nombre elegido en voz alta.

-Juan Luis Sánchez. En realidad, mi verdadero nombre es Juan Luis Sánchez.

-Vaya, entonces no me sirve usted de nada -me dijo aquel señor, antes de darse media vuelta y perderse entre los numerosos presentes que me hacían fotos con el móvil. Me dejó tan intrigado que durante unos momentos me abstraje en mis propios pensamientos. ¿Qué debía hacer?

Temeroso de que pudiera perderle de vista, me levanté súbitamente dejando plantada a una señora que me decía que quería que le firmara tres ejemplares para sus nietos. Tenía que alcanzarle, así que también ignoré a otro de los presentes, entusiasmado porque según sus propias palabras llevaba años soñando con verme en persona a mí, que había escrito "La carretera", su libro favorito. "¿Adónde va ese yanqui pesado? ¿No le habrá surgido la urgencia de rodar otra de sus peliculitas?", gritaba mi editor mientras el auditorio dejaba escapar un murmullo reprobatorio hacia mi súbito plantón.

3

El escritor abandonó corriendo la sección donde tenía lugar el encuentro con sus lectores. Pasó a toda velocidad por la sección de ropa interior adyacente y por la de oportunidades pero le había perdido de vista. En cuanto se dio cuenta, atravesó la puerta de la calle y estaba en el exterior.

Lo que pasó entonces no tenía explicación. Pensó que era un espejismo. Pero no, allí había dos individuos absolutamente iguales al que perseguía. Ambos tenían idénticos rasgos y el mismo metabolismo, e incluso iban vestidos de la misma forma. Cada uno llevaba un libro en el bolsillo, pero caminaban en direcciones distintas. Decidió que la elección que tomase sería fruto del azar. Como no había forma de estar seguro se decantó por el que tenía a su izquierda.

El que eligió caminaba lentamente, como si no tuviera prisa por llegar a un sitio determinado. El ritmo de aquel desconcertante hombre no era un problema para Juan Luis Sánchez, pues le gustaba pasear, así que disfrutó del trayecto por el centro de Madrid, donde hacía una temperatura siberiana más gélida incluso que la de su querido Nueva York. Al final, el espiado se metió dentro de un hotel, por lo que Juan Luis Sánchez decidió esperar fuera, durante un rato, a ver si volvía a salir. Como no regresaba, tomó la determinación de que al día siguiente estaría haciendo guardia desde la primera hora. Le seguiría un día y otro hasta que se resolviera el misterio...

Dedicado humildemente con admiración-decepción, y amor-odio al gran-insignificante Paul Auster.

jueves, 26 de enero de 2012

Entrevista con la vampiresa Kate Beckinsale

Ahora que está en marcha el remake de la serie La bella y la bestia (1987), aquella de Ron Perlman, yo que soy casi tan feo como él pero no gano tanta pasta he protagonizado durante media hora mi propia versión. Y es que me ha concedido una entrevista nada menos que la bella Kate Beckinsale. Quienes éramos muy jóvenes en los 90 tenemos un grato recuerdo de su fulgurosa aparición en Mucho ruido y pocas nueces, donde dio una nueva dimensión al concepto 'guapa'. Por desgracia, ahora parece que ha quedado relegada a títulos como Underworld: El despertar, que viene armando mucho jaleo, pero que aporta pocas nueces, y donde vuelve a ser la vampiresa de armas tomar Selene.

Hacía tiempo que no me ponía tan nervioso en un encuentro con una estrella. Confieso que llevaba un ejemplar de mi libro favorito, "El amor en los tiempos del cólera", para que me apuntara su teléfono, como hacía su personaje en la inolvidable Serendipity, a ver si colaba con un poco de serendipia, aunque prefiero usar el término más castizo 'chiripa'.

Tenía algunas esperanzas, pues le gustan los friquis, ya que su marido es Len Wiseman, ése que filmó a Bruce Willis cargándose un helicóptero por el método de lanzarle un coche en marcha, en La jungla 4.0, y cuya saga Underworld en realidad es una traslación a la pantalla inconfesa del juego de rol "Vampiro. La mascarada".

La Beckinsale resultó ser en persona mucho más impresionante que en la pantalla maquillada de vampiresa pálida experta en lucha cuerpo a cuerpo, con una sonrisa arrebatadora que me hace temblar sólo de recordarla. Me quedé al verla tan mutis como The Artist. Y ya para rematar el conjunto, encima tiene conversación.

-¿No es su vampira más cafre y violenta en esta peli?

-Ha cambiado por el hecho de ser madre. Intenta ser muy protectora con su hija, por eso no duda en utilizar la violencia si hace falta para estar junto a ella. A mí me ha pasado exactamente lo mismo. Desde que soy madre... ¡me he vuelto más violenta!

Después de esto estoy más cerca de cumplir el sueño de conocer a las tres grandes 'Kates' del cine actual, pues estuve con Cate Blanchett, y sueño todos los días con ver aunque sea de lejos a Kate Winslet. La lista podría completarse con Kate Hudson, Kate Bosworth y como soñar es gratis pues también con 'Kate' Zeta-Jones, ¿por qué no? Si tengo alguna vez una hija estoy pensando en llamarla Kate, a ver si con un poco de suerte no se parece al padre, y me sale también preciosa y con tanto talento.

lunes, 23 de enero de 2012

Centenares de friquis reconstruyen "Star Wars"

No subestimemos el poder de los friquis. Ahora que George Lucas se retira, resulta que centenares de apasionados de la saga le habían rendido tributo con Star Wars Uncut. Se trata de un film coral, amateur, que usa diferentes técnicas, en el que cada uno de los participantes aporta unos 15 segundos. El resultado es una reconstrucción de La guerra de las galaxias... ¡en su totalidad!

Lo cierto es que la gente se lo curra, porque es bastante tronchante. ¡Y hasta salen el sheriff Woody y las Tortugas Ninja!

Posiblemente La guerra de las galaxias sea la película que mejor se podría reconstruir si se perdieran todas las copias. Existen auténticos seres que se la conocen de memoria, como los libros humanos de Fahrenheit 451.

Yo mismo conocí a uno que la había visto unas 3700 veces. El tipo podía recitar los diálogos de memoria. En realidad lo hacía de vez en cuándo. Empezaba por el "Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana", y terminaba con la lista de la gente que salía en los títulos de crédito.

Lo mejor era su capacidad para introducir frases de la peli en la vida real. Por ejemplo, si señalabas a su bocadillo para que te diera un trozo, te decía aquello de "estos no son los androides que buscáis", posiblemente para hipnotizarte. Cuando iba a ligar en la discoteca nos decía: "Vais a ser testigos del poder de esta estación espacial armada y en perfecto funcionamiento".

miércoles, 11 de enero de 2012

El Drácula cordobés

Universal, legendaria productora sobre todo en el terreno del terror, celebra por todo lo alto su centenario. Anuncian un logotipo especial para conmemorar la efeméride, una gala de celebración y diversos eventos y la restauración de las que consideran las películas más representativas de la compañía. Entre ellas está Drácula (1931), con Bela Lugosi, pero me ha conmovido especialmente que se anuncie que también se recuperará la versión española de la misma película, casi idéntica, salvo porque no sale Bela Lugosi, sino el actor cordobés Carlos Villarías.

Como la gran mayoría sabréis, en los primeros tiempos del cine sonoro no se sabía muy bien qué hacer para distribuir en numerosos países las películas hasta entonces mudas, por lo que se podían cambiar los rótulos y punto pelota. En un primer momento se pensó que lo mejor era directamente rodar otras versiones de la misma película en diferentes idiomas.

A veces se encargaba el mismo equipo, incluso los mismos actores, como los inolvidables Stan Laurel y Oliver Hardy, El Gordo y el Flaco, que sin tener ni pajolera idea de español se aprendían las frases y las pronunciaban como buenamente podían con su marcado acento yanqui: "Oye, Oli, ti-en-go una llia-ma en el pul-gar".

Para el humor no estaba mal, pero para evitar que las películas de terror fueran un despiporre, se optó por usar actores diferentes que sí conocieran el idioma. Es lo que pasó con Drácula (1931). A las dos de la tarde, tras rodar sus tomas, Bela Lugosi se iba a su ataúd, y le sustituía el citado intérprete andaluz. Había también otro equipo de técnicos, puesGeorge Melford sustituía a Tod Browning, el director.

¿Mejor que Lugosi?

Se supone que la película debía ser la misma. Sin embargo, y lo mismo me pegan por ello, pude ver el film de Carlos Villarías en la 'Filmo', y me pareció mejor que el de Lugosi, opinión que por cierto comparto con el estudioso del cine Roman Gubern.

Tiene el mismo guión que la otra, y sin embargo, dura media hora más porque algunos actores tardan muchísimo en decir sus diálogos. Sin embargo, y aunque es un tanto excesivo, Villarías me resulta más cercano que Lugosi y la película me pareció más ágil y dinámica, posiblemente porque el director podía ver el material rodado del día y mejorarlo.

Por cierto, imagino que un vampiro cordobés será inmune al ajo. Desde siempre se habrá alimentado de la sangre de paisanos que se habrían puesto hasta arriba del típico salmorejo, que suele ir bien cargado de ajo. Tampoco creo que le afecten mucho los crucifijos, si ha crecido en un sitio donde tienen tantísima tradición la Procesión del Rescatao y demás manifestaciones religiosas de Semana Santa, mientras que el 3 de mayo se celebra muchísimo la impresionante Fiesta de las Cruces.

jueves, 5 de enero de 2012

Bill Murray hace pedazos "Cazafantasmas 3"

En Bienvenidos a Zombieland, el personaje de Woody Harrelson es un gran admirador de B.M., una celebridad que resulta no ser Bob Marley, sino Bill Murray. No me extraña su devoción por este excelente actor que no sólo ha demostrado una enorme solvencia, y ha rodado grandes títulos como Flores rotas –mi favorita–, o Lost in Translation, sino que además es un tipo bastante carismático.

Así las cosas, no me extraña la noticia que salió publicada en diversos sitios hace unas semanas y que me ha reafirmado como admirador incondicional del gran B.M., nunca suficientemente venerado.

Resulta que Dan Aykroyd y Harold Ramis, sus compañeros de reparto en Los cazafantasmas, habían encontrado por fin un guión, supuestamente buenísimo, para una tercera entrega de la saga, con el que se frotaban las manos. Decidieron junto con los emocionados productores enviárselo a B.M., aún sabiendo que es bastante peculiar a la hora de leer libretos y se toma su tiempo, sobre todo porque está harto de que le manden auténticos bodrios. Por si acaso se va a horrorizar, se resiste semanas y semanas a empezar a leer, y cuando lo hace, a veces lee 10 páginas cada dos semanas, como en el caso de Atrapado en el tiempo –mi otra favorita–. Cuando ya llevaba 30 páginas le dijo a Ramis, que iba a ser el director, que no apestaba, pero que no se hiciera ilusiones, porque aún era posible que se estropease en lo que le quedaba por leer. ¡Menos mal que ese guión era genial y aceptó el trabajo!

Esto explica que los productores, Ramis y Aykroyd se ilusionaran cuando B.M. les confirmó que... ¡ya se había leído el guión de Cazafantasmas 3! Poco después, recibieron una caja con el libreto de vuelta totalmente destrozado, tras pasar por una triburadora de papel. Iba acompañado por una nota adjunta que decía: "Nadie quiere pagar una entrada para ver a unos viejos gordos persiguiendo fantasmas".

¡Olé, olé y olé!

Si existieran más Bill Murrays en Hollywood, nos habríamos ahorrado todas las secuelas tardías de la historia, que por regla general suelen ser espeluznantes. ¿Os imagináis que Harrison Ford le hubiera mandado a Steven Spielbergy George Lucas el guión pasado por la trituradora de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal? Podía haberlo acompañado con una nota: "Nadie quiere ver a un abuelo metido en una nevera e investigando marcianos".