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lunes, 23 de enero de 2012

Centenares de friquis reconstruyen "Star Wars"

No subestimemos el poder de los friquis. Ahora que George Lucas se retira, resulta que centenares de apasionados de la saga le habían rendido tributo con Star Wars Uncut. Se trata de un film coral, amateur, que usa diferentes técnicas, en el que cada uno de los participantes aporta unos 15 segundos. El resultado es una reconstrucción de La guerra de las galaxias... ¡en su totalidad!

Lo cierto es que la gente se lo curra, porque es bastante tronchante. ¡Y hasta salen el sheriff Woody y las Tortugas Ninja!

Posiblemente La guerra de las galaxias sea la película que mejor se podría reconstruir si se perdieran todas las copias. Existen auténticos seres que se la conocen de memoria, como los libros humanos de Fahrenheit 451.

Yo mismo conocí a uno que la había visto unas 3700 veces. El tipo podía recitar los diálogos de memoria. En realidad lo hacía de vez en cuándo. Empezaba por el "Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana", y terminaba con la lista de la gente que salía en los títulos de crédito.

Lo mejor era su capacidad para introducir frases de la peli en la vida real. Por ejemplo, si señalabas a su bocadillo para que te diera un trozo, te decía aquello de "estos no son los androides que buscáis", posiblemente para hipnotizarte. Cuando iba a ligar en la discoteca nos decía: "Vais a ser testigos del poder de esta estación espacial armada y en perfecto funcionamiento".

viernes, 23 de diciembre de 2011

La verdad sobre las cenas de empresa

En estos señalados días me gustaría recordar una entrañable tradición navideña como la lotería y los regalos de Reyes. Se trata de las cenas de empresa, una tradición relativamente nueva pero de la que no se escapa casi nadie últimamente, y si no se produce es mala señal, pues suele significar que la crisis ha afectado gravemente a la compañía. Es también el pistoletazo de salida de las fiestas, ya que suele ser una semana antes de Nochebuena.

Para empezar recibes la notificación de la secretaria de dirección, que te invita a asistir al evento, y te ruega que le confirmes si quieres asistir o no. Es puro cinismo, pues la asistencia no es opcional. O acudes o prácticamente es como si te ausentaras de una importante reunión de negocios, así que ya te puedes inventar una excusa creíble.

Después llega el problema de qué ponerse. Nunca debes ir con un traje mejor que el del consejero delegado, pues en ese caso pensará que ganas demasiado dinero y que se te puede reducir el sueldo. Así, decides ir con ropa normal, pero una vez en el restaurante te encuentras con que tus compañeras se han vestido como si fueran de boda, por lo que de repente te sientes un poco cutre.

Una vez en el restaurante surge otra duda: ¿Con quién sentarse? Imprescindible alejarse de los jefazos más jefes, porque entonces aunque no se hable de trabajo, uno tiene miedo de meter la pata, que se le escape un chiste grosero o algo así y dar mala imagen. Por desgracia, el autor de estas líneas suele apurar el tiempo hasta el final y cuando llega a la mesa, sólo está libre uno de los asientos al lado del jefazo supremo. O peor aún, junto a ésos que siempre existen en todas las empresas, que no te tragan, y que se disponían a pasarse toda la velada poniéndote a caldo. ¡Mala suerte! La cena promete ser aún más aburrida que el visionado de Tron Legacy.

Nunca digas de este whisky no beberé

¿Beber o no beber? ¡He ahí la cuestión! En principio, os recomiendo que ese día no bebáis mucho, por miedo a acabar en la fase de cantos regionales o hacer el ridículo de una forma increíble frente a la mirada perpleja del jefazo. Así que uno intenta que le sirvan una Coca-cola, pero entonces ese compañero divertido y juerguista te mira sorprendido, te pregunta que si estás enfermo, y le ordena al camarero que en lugar del refresco te traiga un whisky solo con hielo porque 'un día es un día'. ¡Bien! ¡Voy a acabar vomitando en el servicio!

Como aún así intentas beber lo menos posible, resulta que tienes cerca al jefe de recursos humanos, que lleva dos o tres copas de más y está más tostado que tú, y te cuenta sin ningún pudor cómo le ha puesto los cuernos a su legítima con dos jovencitas, o que se viste de mujer en la intimidad. ¡Y luego el lunes tendrás que saludarle al llegar y poner cara de que no te acuerdas de nada!

Finalmente suele haber un sorteo de regalos en el que si tienes suerte te tocará un lote de sopicaldos Gallina Blanca. Sino, resultarás agraciado con el escáner gigante para documentos de gran formato, una máquina estupenda, sin duda, pero que no necesitas para nada, y cuyo transporte a casa en el abarrotado metro promete ser complejo.

Al salir, viene lo peor. Alguien propone irse a una discoteca o local de moda para celebrarlo. Uno alega que ya es una abuelita y que se va a ir a la mecedora en su casa, y todo el mundo le mira como si fuera el esquirol que ha roto una importante huelga, o un desertor que ha fichado por la competencia. Comienzan las interminables discusiones sobre a dónde ir, que si 'las chicas queremos ir a Chueca, la zona gay, para que no nos entren moscones' pero 'los chicos no queremos ir ahí porque nos van a confundir con gays' y 'no seas políticamente incorrecto, ¿qué tienen de malo los gays?'. Y tú mientras congelándote...

Con mis compis, solemos acabar en un karaoke. Entonces sales al escenario con algún amiguete a cantar 'yo para ser feliz quiero un camión' y tienes la sensación de que estás arrasando, o sea de que cantas como los ángeles y el público te vitorea. Luego después verás en la oficina el vídeo que os han sacado y resulta que estabais más borrachos de lo necesario, desafináis con voz de cazalleros, y la gente os mira con cara de '¿de dónde han salido estos freaks?'.

Cuando al fin consigues escaparte resulta que esa noche han tenido lugar todas las cenas de todas las empresas de Madrid. Total, que no encuentras ni un taxi. Intentas colarte en el autobús nocturno, pero está tan lleno que finalmente ni siquiera consigues entrar. Te toca irte hasta el quinto pimiento en el que vives andando, con más frío que si te hubieras metido en la nevera del Yeti.

¡Felices fiestas a todos! Este año he decidido recurrir a un villancico friqui. Lo malo es que no cantan al niño Jesús sino a otro bebé, pero es lo que hay.

viernes, 6 de agosto de 2010

Sylvester Stallone pudo ser Han Solo en "Star Wars"

Se estrena en España una de las grandes citas del cine fantástico del año, Origen, de Christopher Nolan, que es sobre el tema de los recuerdos. Hablando de recuerdos, resulta que a Sylvester Stallone acaba de venirle a la cabeza (quizás es un recuerdo implantado) que se presentó a un casting para interpretar a Han Solo, en La guerra de las galaxias. Rocky comenta en una reciente entrevista que a pesar de que acudió a la prueba y se caracterizó como el personaje, enseguida se dio cuenta él mismo de que no pegaba mucho para el papel.

¿Alguien imagina a Han Solo hablando medio gangoso con acento italoamericano?

Al parecer por aquel entonces se barajaba a Jodie Foster como la princesa Leia, y a Orson Welles para ponerle la voz a Darth Vader.

"No debí hacerlo muy bien, porque George Lucas no me miró ni una vez", recuerda Stallone. "Creo que no haber sido elegido es positivo porque no habría salido bien". Pues bien, creo que tiene razón, habría quedado un poco estrambótica la película, y posiblemente no le habrían congelado en El imperio contraataca. Se habría escapado a puñetazos, y acabaría con todas las tropas imperiales él solito. Y al pobre Darth Vader, seguro que le abollaría el casco a guantazos.

Podrían haberle dado al personaje frases adaptadas al actor, tipo Rambo.

-La guerra de las galaxias no era mi guerra. Ustedes me pidieron que fuera, yo no quería. e hice lo que tenía que hacer para ganar. Pero alguien no nos dejó. Y regreso a casa y veo a todos esos maricas en el puerto espacial, protestando, escupiéndome, llamándome asesino de bebés y demás mierda. ¿Quiénes son ellos para criticarme? ¿Dónde estuvieron?"

-¿Cómo vivirás Han Solo? -le preguntaría Luke Skywalker.

-Día a día.

Ahora que sale Stallone a la palestra, me gustaría comentar el cinismo de gran parte de la crítica española, el sector más "cool" –seguro que al lector le viene más de un nombre a la cabeza–, que despotrica sistemáticamente contra las películas de entretenimiento y gran espectáculo de Hollywood, estilo Sylvester Stallone. 

Pero os aseguro que el otro día competían al mismo tiempo el pase para los medios de la película independiente, experimental, comprometida y "guay" de Steven Soderbergh, con el de la última de Stallone. Por supuesto, la mayoría de los críticos estaban... Adivina, adivinanza... ...en la película de Stallone, al que posteriormente pondrán a caldo porque el cine bueno es el que hace Soderbergh, cuyo pase estaba vacío.