lunes, 5 de diciembre de 2011

La pesadilla antes de Navidad de la Lotería

Desde hace varias semanas proyectan en los cines, antes de los trailers, el anuncio de la Lotería de Navidad de este año, con el que también nos bombardean en televisión. 
Al parecer han despedido al calvo de los anuncios de otros años que se había hecho tan famoso como Mr. Proper, con el que ahora coincidirá en la cola del paro. El nuevo spot se titula "La fábrica de sueños", y tiene como banda sonora el tema 'Ice Dance' de la banda sonora de Eduardo Manostijeras, de Tim Burton, aunque creo que habría sido más apropiado, ya puestos, haber escogido la música de su cinta Pesadilla antes de Navidad.

Y es que puede convertirse en una pesadilla el sorteo extraordinario de estas fechas para los que no solemos jugar. Nos agobian en nuestra empresa, la comunidad de vecinos, el kiosco donde compramos el periódico, la pescadería y el bar al que vamos a tomar un café con los décimos de marras. "Si no lo compras, como no te toque vas a querer darte con la cabeza contra la pared", me dice el carnicero. Parece el sorteo extraordinario de la envidia navideña, compramos porque nos fastidia que le pueda tocar a los otros y a nosotros nada de nada. ¡Fomenta la negatividad! Y encima conozco a muchos tipos tan mezquinos que además de comprar todos los números de las personas de su alrededor, luego además se van lejos, a un barrio cualquiera, en el que no conozca a nadie, a comprar un número que sea sólo suyo para que le toque únicamente a él y se chinchen todos los demás.

Pero lo que realmente se ha llevado la palma este año son las colas de la nueva sede de Doña Manolita. Desde septiembre, yo que paseo mucho por la zona, contemplo atónito que ha ido creciendo una cola tremenda que estos días bate todos los records imaginables. Incluso han tenido que poner guardias de seguridad para que los no creyentes en la lotería podamos circular.

El jueves pasado coincidió que pasé por el lugar en torno a las nueve, y descubrí asombrado que se había desatado una pelea a puñetazos, y la gente gritaba alteradísima. Un grupo de seis o siete agentes de la policía trataba de imponer el orden. Uno de ellos, al ver mi cara de estupefacción sonrió y me dijo que no era nada grave. "No te preocupes chaval, si esto pasa todos los días". ¡Pues sí que estamos bien! Resulta que lógicamente, a pesar de la enorme afluencia de público llega un momento en el que los dependientes tienen la humana necesidad de cerrar e irse a su cama a cenar y dormir, por lo que inevitablemente, en algún momento se debe cerrar. Pero claro, a ver quién se lo explica a los fundamentalistas que han hecho una cola de tres horas para adquirir sus décimos. Por eso todos los días se desata el  caos.

Intenté que uno de estos talibanes de los sorteos me explicara su devoción, pero fue como discutir con el Ayatollah Jomeini sobre la Jihad. Cuando le pregunté por qué echaban la tarde esperando a la intemperie para comprar un décimo su respuesta fue que en años anteriores habían tocado muchos premios en ese establecimiento. "Pero la probabilidad de que toquen es la misma para todos los números, ¿por qué no se va a comprar a la administración de su barrio y seguro que le atienden enseguida", traté de explicarle, pero el hombre me tachó de 'cientifista'. "Eso no es verdad. ¿Cómo van a tener todos las mismas posibilidades? Por ejemplo, es muy difícil que salga el número 00001, ¿no le parece?". "Sí, claro. Es tan imposible como que toque cualquiera de los demás, o como encontrar novia a mi edad", pensé, pero no se lo dije, porque se ve que la gente necesita algo en lo que creer...

Ya puestos, aprovecho estas líneas para comunicarle a nuestra Community Manager de DECINE21, una rubia impresionante que se llama Gema, que quiero un décimo, ya que es la encargada de comprar la lotería de nuestra empresa... Sí, claro que no me gusta jugar pero, ¿y si les toca a los demás y a mí no?

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