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viernes, 28 de octubre de 2011

Asustado ante la visita de David Cronenberg

La próxima semana llego a la cumbre de mi carrera profesional. Como este blog no lo lee nadie, os puedo contar 'off the record' que me han concedido una entrevista con el mismísimo David Cronenberg, que visita Madrid. De ahí ya iré para abajo, claro, posiblemente muy pero que muy abajo... Por un lado es más que interesante que me haya concedido una entrevista uno de los realizadores más creativos, personales y sobre todo arriesgados de las últimas décadas. Pero también es verdad que sus películas dan 'mal rollito' hasta límites insospechables.

Por ejemplo, Cronenberg está a la cabeza de la brutalidad en el cine. Vamos, que a los diez minutos de empezar Scanners, Michael Ironside hacía que le explotara la cabeza a un tipo...

Él mismo interpretó a un más que convincente psiquiatra psicópata en Razas de noche, donde Clive Barker demostró una enorme habilidad para el casting.

Viene además a presentar Un método peligroso, que en su línea, acerca al espectador a lugares de su consciencia que no querría visitar, y en la que dos de los personajes mantienen una relación de sadomaso y placer a través de la humillación.

¡Qué miedo! Además tiene un aspecto siniestro, ¿me dejarán a solas con él?

Lo peor es que Cronenberg no sólo nos mantiene pegados a la pantalla, sino que también ha pegado a una actriz, según la rumorología. Pensaba que era una leyenda urbana, pero al documentarme para hacer la entrevista he descubierto que no, que pegaba a la actriz habitualmente, y lo cuenta como si tal cosa, como el que cuenta que pintaba las paredes de su casa. ¡Alegría!

¿Intentará atizarme David Cronenberg?

Éstas son las declaraciones de David durante una conferencia en la Cineteca Nacional de México donde cuenta la curiosa historia:

¿Es cierto que Cronenberg ha pegado a una actriz?

"He golpeado a Susan Petrie. Eso sucedió porque ella me lo pidió y me gusta consentir a mis actores…

Ella era una actriz canadiense, muy popular, muy hermosa y una muy buena actriz. Vinieron de dentro de... fue mi primer largometraje. Había hecho películas underground antes pero nunca había hecho una cinta profesional con todo un equipo técnico. Estaba trabajando con actores profesionales que tenían más experiencia que yo. Llegó un momento en que teníamos que hacer una escena donde su personaje debía llorar y ella me dijo que tendría que golpearla. Le pregunté por qué y me dijo que porque no podía llorar, era una película muy importante para ella, con un personaje sexy, algo superficial, y se trataba de una escena muy emocional. Dijo que no tenía la técnica actoral para llorar y que por eso quería que la golpeara.

Yo no quería hacerlo, pero di la orden a los técnicos de preparar todo y entonces ella y yo fuimos a otro cuarto y todos se preguntaban dónde había ido la actriz. Escucharon los golpes y entonces ella salió llorando. La primera vez que le pegué me dijo que le tenía que pegar más fuerte, que no le estaba haciendo nada, y eso era porque yo no quería golpearla. Ella salió llorando y los técnicos no daban crédito porque nunca habían visto que yo hiciera algo semejante, no suelo gritar en el set. Se acostumbraron pronto porque había muchas escenas donde ella lloraba y llegaron a verlo como algo normal, decían: “Ah, sí, tiene que llorar otra vez, pégale y vamos a hacer la escena”...

Entonces la actriz Barbara Steele llegó para hacer sus escenas. No sé si conocen a Barbara Steele. Ella hizo muchas películas de terror, trabajó con Fellini… Mide alrededor de 1.80, es una mujer muy hermosa. Llegó al set para hacer una escena con esta actriz, y no había tenido la oportunidad de visitar el set con anterioridad. Antes de que hicieran la escena, le dije: “Espera un momento, Barbara” y empecé a golpear a Susan hasta que ella empezó a llorar y se sentó junto a Barbara para hacer la escena. En ese momento Barbara dijo: “Basta, dejen de filmar” y me agarró, porque es muy alta, es más alta que yo, y dijo “Nunca había visto algo tan horrible en toda mi vida. He trabajado con Fellini, con grandes directores y nunca había conocido a un director tan cruel.” Entonces yo le dije que por favor no me pegara, le expliqué que Susan me había pedido que lo hiciera. Barbara preguntó “¿En serio?”, le dije que sí, y ella dijo: “¿y yo tengo que llorar en alguna escena?”.

viernes, 25 de junio de 2010

David Cronenberg vuelve al mundo de los científicos

Cuando David Cronenberg aceptó interpretar al psicópata sin escrúpulos de Razas de noche, resultó que su trabajo quedaba bastante creíble. El canadiense no sólo parece un tipo bastante peculiar, sino que sus películas siempre transmiten 'mal rollo'. Algunas de sus películas son tan retorcidas que dejan impactado hasta al público avisado, y acostumbrado al cine más oscuro, sobre todo Crash (1996), que provocaba huidas masivas de espectadores afectados de los cines.

El hombre es un poco macabro en la vida real. En un momento en el que atravesaba dificultades matrimoniales, filmó uno de los estrangulamientos más burros que se recuerdan, cuando el marido mata a su esposa en Cromosoma 3, que según él tenía tintes autobiográficos. "Es mi versión particular de Kramer contra Kramer", comentó el 'angelito'.

Al realizador le fascinan especialmente los científicos, que o bien crean parásitos para introducirse dentro de los humanos -Vinieron de dentro de...-, modifican cuerpos humanos -Rabia (1977), Cromosoma 3, Scanners- o bien se modifican a sí mismos -La mosca (1986)-.

Ahora, Cronenberg anuncia que regresa al mundo de los científicos, pues adaptará la novela "Cuando Alice se subió a la mesa", de Jonathan Lethem. Sigue las peripecias de Alice Coombs, una física que ha creado en el sótano un agujero de gusano, que la tiene tan obsesionada que dedica cada vez menos tiempo a su novio, Philip, a punto de romper con ella.

¿Se documentará el realizador para hacer la película? Mientras rodaba Rabia, Cronenberg decidió ir a visitar una clínica de Montreal, para darle más realismo a las secuencias de médicos. El bueno de David con una sonrisa les pide por favor que le inviten a presenciar una operación. El cirujano jefe, mientras con el bisturí retira la cara de la paciente anestesiada, le pregunta al cineasta si va a presentar a sus colegas de profesión como si fueran unos sádicos. Antes de que Cronenberg pudiera decir nada, el doctor miró a la mujer a la que estaba abriendo y se contestó a sí mismo: "Bueno, la verdad es que lo somos".