Mi amiguete Luis Miguel Carmona es uno de los grandes expertos en música de cine de España –y de cine porno también, pero no viene al caso–. Escribe en varias revistas, entre ellas las mías, y para que os hagáis una idea de su nivel, se ha llegado a poner la película de 2001, una odisea del espacio, con el CD de la música que compuso Alex North, antes de que a Kubrick le diera por experimentar con valses de Strauss y comprobara que le gustaba mucho más el resultado.
Carmona me comenta más datos del timo de Morricone que os conté ayer en el blog. El organizador del evento es la empresa Sinéctica Comunicación y Eventos, S.L., cuyo máximo responsable es un tal Alberto Aseguinolaza. Este personaje no parece muy de fiar, ya que canceló el 3 de octubre un concierto de El canto del Loco en Úbeda, alegando 'una escasísima venta de entradas' y se ha quedado con 14.000 euros que debía haberles devuelto a los pobres desgraciados que compraron entradas. Sí, ya sé que sus gustos musicales son más que dudosos, pero no se merecen ser estafados de esta manera.
El tal Alberto Aseguinolaza tiene una diligencia de embargo de bienes inmuebles por no pagar la Seguridad Social. Al parecer está bastante claro que el concierto se suspendió la otra vez porque Morricone no había recibido el dinero que le correspondía. Un afectado que se hace llamar Froduco, ha abierto un foro para reunir a todos los timados, y al leer las opiniones de la gente me he dado cuenta de que hay quien ha pagado la friolera de 120 euros que costaban las entradas más caras, y también quien compró entradas para toda su familia. Y no parece que les vayan a devolver el dinero. Tendría que revisar la ley, pero también me parece bastante insólito el hecho de que los vendedores de entradas Ticktackticket se desvinculen del asunto. Si yo voy a Carrefour y compro yogures que resulten estar vacíos, me devuelven ellos el dinero y ya se entienden con Danone, no tengo que ir a protestar a la fábrica...
Yo espero que Morricone celebre finalmente el concierto el día 7, aunque lo dudo. También que en caso contrario les devuelvan las entradas a los pobres afectados. Si esto queda impune, los reuniré a todos y vamos a organizar un concierto de Madonna.
Si usted, ilustre visitante de este blog, quiere saber si es buen amante del cine o no, le propongo una prueba. Póngase este vídeo. Si se emociona profundamente cuando lo vea, y apenas puede reprimir soltar una lagrimita, es usted irremediablemente un cinéfilo y además un poco 'moñas':
El autor de la irrepetible música que acompaña a la escena es nada menos que Ennio Morricone, aunque el fragmento más conocido de la partitura de la película es éste que se puede escuchar aquí:
Episodio 1.
Quizás comprendáis mi gran alegría cuando me enteré de que un compositor tan 'morriconetudo' iba a venir a Madrid, por fin –no había venido a mi ciudad al menos que yo recuerde– para dar un concierto junto con la Sinfónica de Roma y el Orfeón Donostiarra. El evento se organizaba para inaugurar la Expo de Zaragoza, que ya hace tiempo que terminó (iban a dar un concierto allí y otro en Madrid). Cuando consulté la lista de precios, resulta que una entrada buena costaba la friolera de 120 euros. Da para comprarse muchos discos de Morricone. Lo peor es que el asunto tiene pinta de estar organizado para pedir una subvención a los organizadores de la Expo. O sea, que seguro que han recibido dinero del ayuntamiento de Zaragoza y han ganado un fortunón. Tiene 'morricones' la cosa.
Los de la promotora que han puesto esos precios deben ser una panda de auténticos MISERABLES a los que esta Navidad se les aparecerán los espíritus dickensianos. Como Gallardón cuando se ha puesto a subir el IBI, vamos. Me imagino a sus hijos pidiendo un poco más de comida, ya que debe ser escasa en el domicilio de estos tipos tan huraños, y a ellos mirándoles enfadados, como a Oliver Twist, que también pedía algo que llevarse a la boca, el pobre.
Curiosamente, Morricone ha venido a actuar a muchísimas ciudades de España, donde las entradas costaban como mucho 30 euros. Es decir, los 120 euros que me pedían a mí daban para la entrada, el billete de avión a Santander, pasar un día allí, comer puding de cabracho y encima me hubiera sobrado dinero. Al final compré unas entradas del gallinero que aún así costaban 60 euros. Una burrada, por ir al lugar más recóndito del Palacio de Congresos, pero al menos se oiría bien.
Episodio 2.
Cuando se inauguró la Expo, había una huelga de transportes que quizás recordaréis. La promotora anunció que retrasaba el concierto, por imposibilidad de trasladar el material. Dieron unos días de margen para devolver el dinero, pero esto fue después de que durante unos días aplicaran un descuento a las entradas, ya que no debían haber vendido muchas. Es decir, procuraron que no se pudiera devolver la entrada y comprar otra con descuento.
Episodio 3.
Poco antes del fin de semana en que se supone que se va a celebrar el concierto lo vuelven a suspender. Ellos dicen que lo han retrasado. Pero esta vez no dan ninguna razón. Durante un par de semanas, no se sabe nada. No te devuelven el dinero de las entradas, ni se conoce una nueva fecha. Al fin nos llega una curiosa comunicación. El concierto se traslada a la plaza de toros de Vistalegre, un sitio que tiene una acústica nefasta para escuchar música en vivo. Yo fui allí a ver a los Linkin Park y sonaban como si hubiera metido la cabeza dentro de un tambor y alguien lo aporreara.
Decido devolver las entradas.
Además, me empiezo a oler que el concierto nunca se celebrará. Todo esto es muy extraño. Está claro que aunque no toquen, tienen que pagar a Morricone, a la Sinfónica y al Orfeón, los días en los que han suspendido, porque los músicos han reservado esas fechas. Prefiero abandonar el barco, como las ratas, y que me devuelvan el dinero.
Pero no es tan fácil. Resulta que voy a la FNAC y la cajera me dice que tiene que llamar a Ticktackticket para que le autoricen a devolverme el importe de la entrada. Es sábado, en la FNAC de Callao vende las entradas una única señorita, y sólo existe un teléfono de Ticktackticket para toda España. La gente se amontona en la cola y me miran con cara de que pretenden asesinarme brutalmente. A la chica no le cogen el teléfono en veinte minutos, pero pone cara de póker. Al fin y al cabo, todos los días vienen uno o dos como yo a devolver entradas de Morricone, y pasa lo mismo. Ya está acostumbrada. De hecho, los cuatro apasionados de la música de cine que conozco también han devuelto la suya.
Me dice la cajera que ella no tiene la culpa y la FNAC tampoco y Ticktackticket tampoco. Yo la corrijo. Claro que sí tienen la culpa. Empieza a hartarme que nadie asuma sus responsabilidades. Yo he devuelto entradas y otros artículos y nunca ha sido necesaria una llamada telefónica. Ticktackticket y FNAC deberían haberse negado a seguir ese procedimiento claramente irregular y a pedirle explicaciones al promotor. Y la cajera tampoco se tenía que haber prestado a semejante show, pues no era difícil predecir que iba a producir un atasco brutal frente a la taquilla.
No le cogieron el teléfono jamás a la pobre chica. Me iba a decir aquello de 'vuelva usted mañana', como en los tiempos de Larra, pero al final había sido tan astuta de mandar un mail a la que cogía el teléfono, mientras intentaba que se lo cogiera. Y le contestó al mail, mientras usaba el teléfono para hablar con otros vendedores, autorizándola a devolverme mi dinero.
Episodio 4.
El concierto se supone que tenía que celebrarse el próximo 7 de noviembre. Según una fuente del Orfeón –una chica que canta con ellos– han pedido voluntarios entre los miembros de la agrupación, a quienes les iban a pagar bien ese concierto. Pero en la web del Palacio de Vistalegre se afirma lo siguiente, si pinchas en el concierto de Morricone:
Por razones ajenas a Palacio Vistalegre, el concierto de E. Morricone previsto para el día 7 de noviembre no va a celebrarse en nuestra instalación. Una vez iniciada la venta de localidades con nuestro total desconocimiento y autorización, Palacio Vistalegre declina toda responsabilidad por dicha cancelación, reservándose el derecho de emprender las acciones legales oportunas contra el promotor del citado concierto.
O sea, están vendiendo entradas para un concierto que se celebra en un lugar cuyos propietarios desconocían por completo el asunto. No hace falta ser Sherlock Holmes para llegar a sospechar que igual todo esto es un timo para coger el dinero de la subvención y desaparecer. Estos tíos tienen un 'morricone' que se lo pisan.
Lo siento porque Morricone está ya muy viejito y es difícil que vuelva. Y porque el pobre ignora por completo que alguien esté organizando este alboroto en su nombre. ¡Y qué bien compone el 'morriconazo'!